viernes, 12 de octubre de 2012

7 discos esenciales de guitarreo

Recopilamos siete álbumes de allí para entender el mundo de las seis cuerdas y sus derivas.
Por César Luquero
Revista Rolling Stone



 
Los titanes de la guitarra ya no son lo que eran; cuanto antes lo aceptemos, mejor. No digitan a la velocidad de la luz, ni visten como si vivieran en Rivendell, ni vuelan por encima de su público. Tampoco tocan instrumentos con formas caprichosas: dales un doble cutaway, la forma superior del cuerpo de la guitarra, su particular postura del misionero, y sonreirán. Algunos ni siquiera hacen solos. Y ninguno de ellos lanza Rayos X por los ojos. Son más de andar por casa. Campechanos. Como el monarca.
Recopilamos, siete discos de allí para entender el mundo de la guitarra y sus derivas:


1. Chuck Berry. Chuck ...Berry Is On Top (1959)
Recopilación de sencillos que deja sin aliento –Maybellene, Johnny B. Goode, Roll over Beethoven… están todas– y ayuda a comprender el papel jugado por Berry en el desarrollo del rock and roll. Beatles y Stones tomarían nota de inmediato.







2. The Jimi Hendrix Experience. Are You Experienced? (1967)
Cualquiera de sus discos con la Experience podría aparecer aquí, pero el impacto de su debut fue formidable, expuso las infinitas posibilidades expresivas de la guitarra eléctrica e hizo nacer innumerables vocaciones artísticas.







3. Led Zeppelin. Led Zeppelin IV (1971)
Condensa sus fuerzas motrices –el hard rock, el blues, el folk– en poco más de cuarenta minutos que discurren asombrosos. Todos están de diez, pero el trabajo de Jimmy Page sigue fascinando por su amplio rango dinámico. Básico en cualquier colección.






4. The Rolling Stones. Sticky Fingers (1971)
Es el primer disco con Mick Taylor en el cinco titular y Richards está que se sale. Inolvidable colección de riffs y licks –Can’t You Hear Me Knocking, Brown Sugar, Bitch– para un trabajo magistral, mucho menos eufórico de lo que parece.







5. Television. Marquee Moon. (1977)
La distancia entre contexto –el estallido punk en la Gran Manzana– y sonido –jams voltaicas e imprevisibles– sigue llamando poderosamente la atención. Television desarrollaron un lenguaje nuevo adoptado a posterioridad por infinidad de guitarristas.






6. U2. The Joshua Tree. (1987)
Delays catedralicios, slides amenazantes, sustains infinitos, síntesis rock, áreas de descanso folk, experimentación bien entendida… The Edge amplió y pulió su inagotable repertorio creativo en este álbum eterno en el que apenas sobra nada.






7. My Bloody Valentine. Loveless. (1991)
Dos años de grabaciones, una veintena de estudios, una legión de ingenieros en nómina. El obsesivo Kevin Shields se salió con la suya, construyendo un característico muro de sonido gracias a la palanca de trémolo de su Jazzmaster. Asfixiante.

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