viernes, 19 de octubre de 2012

Matt Bellamy: “Siento que por fin nos hemos convertido en hombres”

¿Cómo un grupo que graba discos influido por las leyes de la termodinámica consigue convertirse en el más grande y espectacular de la última década? En una conversación a tres bandas con Matt Bellamy, Dominic Howard y Chris Wolstenholme descubrimos los motivos de Muse para imponer su criterio a las modas, a su propia historia y al hecho de que su líder haya abierto las puertas a los paparazzi.
Por Xavi Sancho
Revista Rolling Stone
 
Matt Bellamy: “Siento que por fin nos hemos convertido en hombres”
 
En el verano de 1994, en el pueblo inglés de Teignmouth se celebró una batalla de las bandas. Uno de los grupos que iba a actuar en aquel concurso era Rocket Baby Dolls, un trío formado por Matt Bellamy, Chris Wolstenholme y Dominic Howard, que se presentaba con una imagen entre glam y gótica. Un grupo de amigas les maquillaba e incluso les ayudaba en las tareas de composición. Iban a ser el único combo del concurso en presentarse al evento interpretando sus propios temas. Entre bastidores, el grupo que más tarde pasaría a llamarse Muse y a dominar el panorama rock planetario durante la primera década del siglo XXI, observaba estupefacto a sus rivales. A pesar de que por aquella época el Reino Unido ya había sido tomado por el britpop, el nuevo-viejo sonido todavía no parecía haber llegado a Teignmouth, donde todas las bandas que competían por el premio parecían aún atrapadas en el pop con aires funk que arrasó durante la anterior década. Antes de saltar al escenario, hicieron una promesa: jamás iban a dejar que el funk entrara en el grupo. Ganaron el concurso.
 
Casi 20 años después, Matt, Chris y Dominic se hallan en el último piso del Shoreditch Club, un club privado situado en el Este de Londres que sublima aquello de que antes las élites eran guardianes de las esencias y ahora les he entrado una obsesión con ser modernos que no es normal. Chris en la terraza, Matt en el invernadero y Dominic en el bar. Por separado, cada uno atiende a la prensa. Están presentando The 2nd Law, su sexto álbum de estudio, el que tal vez ellos preferirían recordar como el que finalmente normalizó la electrónica en el sonido Muse, el que integró el dubstep en su discurso, el que, en fin, contiene Survival, el tema que compusieron para los JJ OO de Londres 2012. Pero, al final, al menos en el seno de la banda, The 2nd Law podría ser recordado como el disco en el que rompieron aquella promesa formulada hace casi 20 años.
 
“Panic Station es el tema más funk que hemos grabado nunca. Hace 10 años ni se nos hubiese ocurrido hacer un canción así. Cuando creces aprecias otras cosas, sin manías.
 
Cada estilo musical tiene algo que ofrecer”, apunta Chris. Y es que, como más tarde sugerirá Matt, The 2nd Law es el álbum en el que los autores de Supermassive Black Hole más se han empeñado en no repetirse, en ser infieles a sí mismos, en romper con lo que se espera de ellos, aun a riesgo de poner en entredicho la coherencia del propio disco. Eso sí, mantiene las señas de identidad del grupo en cortes como Supremacy, una chaladura de heavy metal marcial, en la acuática Animals o incluso en Big Freeze, un corte en el que confirman que pueden ser los nuevos Queen y los nuevos U2 en simultáneo.
 
Además, por primera vez, Chris canta en dos cortes del disco. “Nos pusimos muchos retos, cada canción tiene su historia. En Madness (el primer sencillo) queríamos algo electrónico y minimal, y eso para nosotros es complicadísimo, ya sabes que nos gusta liarnos. En Follow Me, la idea era convertir un tema normal nuestro en una canción electrónica. La grabamos primero a nuestra manera y luego la hicimos electrónica. En cambio, The 2nd Law fue al revés, empezaba con un ritmo dubstep y luego decidimos hacerla un tema de Muse. La idea era darle la vuelta a cada canción”, recuerda el vocalista, quien minutos antes de la entrevista –mientras nos hallamos hablando con Chris–, a la que ha llegado tarde y lagañoso, se ha distraído haciendo explotar globos ante la hilaridad de unas mujeres que desayunaban cócteles en stilettos.
 
Chris
¿Qué es ese ruido?
Nada, Matt, que está volviéndose loco… ¿Cuál era la pregunta?
 
A ver… ¿Opera la banda en una especie de burbuja propia o, aunque a veces no lo parezca, sois sensibles a los que musicalmente sucede en el mundo?
Bueno, creo que un poco de cada, la verdad. Queremos mantener lo que es nuestro. Muchas veces, cuando escuchas demasiada música, tienes demasiadas influencias. A pesar de ello, debes saber qué está pasando, qué tecnología se usa y demás. Si solo escucháramos rock de los 70 esta banda no sería lo que es hoy. Hay muchas cosas actuales que son interesantes. Hay que hallar un equilibrio entre tu personalidad, que te hace único, y el contexto, para así no quedarte atrás.
 
Es complicado que lideren un movimiento, pues se necesita un gran despliegue para tratar de parecerse a ustedes, ¿No?
Ser así funciona para nosotros, para otros no. Jóvenes, no lo intenten en casa.
 
¿Qué es lo peor que han dicho de Muse?
Ya ninguna crítica me molesta, la verdad. Hay gente que habla de que nuestras canciones pueden alienar a la gente. No sé, parece que le sorbemos el seso a la gente. Bobadas. Mira, al principio nos tomamos mal las críticas. Éramos jóvenes, muchas bandas cuando empiezan son escrutados y lo llevan mal. Nosotros éramos así, claro. Y nos dolía mucho. Cuando tienes 17 años piensas que estás en la mejor puta banda del mundo. ¿Por qué no le gustamos a la gente? Parece algo imposible. Cuando creces, admites que habrá gente ahí afuera a la que jamás le vas a gustar.

Matt: “Cuando ves a una banda realmente grande en el escenario y ha montado un show muy simple piensas: Es por el dinero, ¿Verdad?”

En este álbum cantas en dos temas, ¿qué puntuación te das?
Creo que son los demás quienes deben valorarme. Aún no confío en mí. Fue una nueva experiencia. He escrito temas pero nunca salgo de mi ordenador. Cuando empezamos a trabajar en ellas quería que Matt las cantara. Al final, cuando llegamos a grabar la parte vocal, los demás creyeron que era mejor que las cantara yo.
 
¿Cuál fue el principal reto a la hora de ponerte frente al micro?
Antes había hecho coros y sabía que podía sostener una nota, así que me encerré en un estudio que tengo en mi casa y me puse a practicar. El problema fue que las letras las escribí hace tres años y ya no sentía para nada lo que entonces había escrito. Entonces, estaba muy jodido. Y ahí estaba, años después encerrado en mi estudio, totalmente feliz con mi vida, tratando de sentirme fatal para poder cantar esas canciones. Fue muy raro. Me costó mucho sonar como alguien que realmente se cree lo que está cantando.
 
A pesar de la vocación del grupo por no repetirse y por explorar las posibilidades del estudio al máximo, autoproduciéndose de nuevo, The 2nd Law viene marcado también por ser el primer largo en muchos años que los componentes graban en la ciudad en la que los tres residen. Por primera vez en más de una década todos residen en Londres, y la mudanza ha sido solo uno de los muchos cambios que se han producido en la vida personal de los tres integrantes de Muse. “A mí no me mires, yo sigo igual”, informa Dominic (34 años). Mientras, Matt (34) recuerda que “ahora yo también tengo familia, y bueno, siento que por fin nos hemos convertido en hombres.
 
La dinámica de la banda cambia porque crecemos, pero a veces, a pesar de todo, seguimos siendo tres idiotas haciendo idioteces”. Y es que en el periodo que ha pasado entre The Resistance (2009) y The 2nd Law (2012), Matt ha sido padre (ha tenido un hijo junto a la actriz Kate Hudson), mientras que Chris (33 años) ha tenido dos más, aumentando la cifra hasta seis (ya puede formar un equipo de voleibol). “La grabación fue muy cómoda. Te levantabas por la mañana, hacías tus cosas en casa, llegabas al estudio a las dos, trabajabas seis o siete horas allí y volvías a casa para estar con los críos. Para mí, grabar ha sido siempre algo que tenía que ver con irse lejos de la familia. Cuando puedes disfrutar de tu vida privada además de crear un disco con tu banda, la atmósfera es más positiva.
 
Parece que en cualquier momento podrás escapar de la grabación, y eso es muy bueno. En el pasado, nos hemos encerrado en un estudio en el sur de Francia. Estás ahí, aislado, pagando por un lugar realmente caro y crees que debes usar cada hora de cada día. Eso es muy agobiante. Esta vez parecía un poco como cuando éramos críos”. ¿Como cuando prometiste jamás grabar nada funk, aunque al final te saliera algo tipo INXS? Chris suspira. “No tanto… Bueno, en aquella época escuchábamos a Primus, que igual valen como banda funk, aunque lo mejor es que sobre este tema le preguntes a Matt”.
 
Matt (1)
Chris ha confesado que eres el culpable de traer el funk a la banda…
¡Hijo de puta! Bueno, algo de razón tal vez sí tiene… Bueno, pensé, ¿qué hay de nuevo que podamos hacer? Y claro, la respuesta estaba clara: voy a mandarles lo que siempre dijimos que jamás haríamos: el funk. Ahí lo tenéis, cabrones, un tema funk.
 
Si alguien te dijera que va a entrar en una banda llamada Muse, que graba temas para los JJ OO y monta shows con platillos volantes, ¿qué le dirías?
¡Que se quede en casa! Es que, para alguien que no haya estado nunca en Muse, puede ser una verdadera putada, pero yo me acostumbré. Llevo 15 años practicando.
 
¿Qué pasaría si un día llegaras al estudio y les dijeras a Chris y a Dominic: ‘Chavales, vamos a hacer un disco como los de Nick Drake’?
Pues la verdad es que sería muy bonito hacer un disco en el que hubiera unos cuantos temas acústicos, alejándonos un poco del rock gordo y de la electrónica e introduciéndonos en un sonido que resulte mucho más orgánico. Para nosotros sería un reto.
 
¿Por qué no lo haces? ¿Lo has intentado?
Sí, cada vez que lo intento no les gusta. Pero no desespero, algún día venceré su resistencia.
 
¿Qué sentiste la primera vez que viste un paparazzi apostado en la puerta de tu casa?
Es raro y divertido. Gente que arriesga su vida persiguiéndote con sus coches. Se caen, tropiezan, no entiendo nada de lo que hacen. Debes ver el lado divertido de esta locura.
 
¿Comparten Chris y Dominic tu pasión por la ciencia ficción?
Creo que no les interesa tanto como a mí, pero funciona bien porque ellos me mantienen pegado al suelo. Si me dejaran solo, escribiría cosas muy raras y extrañas. A veces siento que nuestros temas empiezan con un bajo, una batería y un tipo, que soy yo, flotando por ahí encima sin saber qué hacer ni dónde aterrizar.
The 2nd Law se refiere al segundo principio de la termodinámica, que se arma alrededor del desorden de la materia y la energía. Es, en fin, el principio sobre el que se erige la teoría que propone que la energía ni se crea ni tampoco se destruye, sino que se transforma. El segundo principio de la termodinámica establece las bases sobre las que sucede esta transformación. Matt, que siempre ha sentido debilidad por la física y por la ciencia ficción, explica que el título del disco y la mayoría de las letras de los temas que lo componen giran en torno a la energía y como ésta se ha convertido en una obsesión en el mundo. “Los humanos siempre luchamos en contra de este principio, pues nos dice que la energía va inexorablemente decreciendo en nuestro cuerpo. Los temas del disco van de eso. Dependencia energética de una forma más obvia, pero también de forma más metafórica, utilizando esas imágenes alrededor de la energía para definir el desarrollo de, por ejemplo, una relación de pareja”.
 
Que un grupo que trata este tipo de temas sin pudor haya logrado despachar más de 15 millones de discos, llenar dos noches seguidas el estadio de Wembley, estar nominado a los Grammy en tres ocasiones y ser universalmente celebrada como una de las mejores bandas de rock en directo de la actualidad, en un universo musical cada vez más homogéneo y timorato, se antoja, cuando menos, una curiosidad. El mundo del rock sigue preguntándose si sería posible que surgieran otros Nirvana, aunque la verdadera pregunta tal vez debería ser si es posible que aparezca en el panorama otro grupo como Muse. El espectáculo, la sinrazón, la excentricidad y la pasión por el exceso es algo que desde hace tiempo ha abandonado el mundo del rock para refugiarse en las giras de Madonna y en las apariciones públicas de Lady Gaga. El pop es hoy espectáculo; el rock, nostalgia.
 
“Hay momentos, cuando actúas en los grandes estadios, en los que te fijas en todo el montaje y no te lo puedes creer. Es una locura. Demasiado. Te das cuenta de que haces mucho más que tocar. Montar un show así es un poco agobiante”, apunta Bellamy. “A veces, sientes una gran responsabilidad por todo ese montaje. Hay mucho dinero metido en cada gira”. Muse ha sido una banda que siempre se ha preocupado por montar un espectáculo, incluso en sus inicios, cuando los presupuestos eran más ajustados. Incluso propusieron que un helicóptero sobrevolara el estadio de Wembley durante sus conciertos, soltando miles de globos sobre el público. La idea fue descartada por temas de seguridad: Un accidente hubiese acabado con la vida de demasiados fans. “Si voy a un concierto quiero algo espectacular. Muchas veces, cuando ves a una banda realmente grande en el escenario y ha montado un espectáculo muy simple, no puedo evitar pensar: es por el dinero, ¿verdad? Te estas ahorrando una pasta aquí, ¿eh?”, comenta el cantante.

Dominic
Me ha dicho Matt que fuiste tú el responsable de que el funk entrara en la banda…
[Silencio] ¿Ha dicho eso?
 
La verdad es que no.
Es que fue él, el muy cabrón.
 
Ya, ya… pero es que parece que se llevan demasiado bien, y bueno…
No creas que nos llevamos tan bien.
 
¿Perdón?
Tenemos nuestros altibajos. A veces, creo que mi papel es hacer de mediador entre Chris y Matt. Vaya dos.
 
¿Tiene que ver eso con que seas el único que no tiene familia?
Tal vez. Aún vivo el sueño del rock.
 
¿Por eso haces tú la entrevista en el bar?
Qué va, la hago aquí porque tenía hambre y porque creo que he sido el primero en llegar. ¿Ves? Para que luego digan que soy el menos responsable de los tres.
 
Matt dice que, de alguna manera, Chris y tú le mantienen pegado a la realidad, que si por él fuera…
No sé, tal vez. Tampoco quiero que parezca que le cortamos las alas. En fin, no sé muy bien a qué se refiere.
 
¿Crees que la banda se ha convertido en algo demasiado grande?
¡No! Me encanta. ¿Sabes lo primero que pensé cuando construyeron el Estadio Olímpico en Londres? Pues que era genial que nos construyeran otro gran recinto donde actuar. Eso sí, dicen que vamos a tener que esperar dos años para poder actuar allí. No es justo. ¿Te has fijado que desde aquí se puede ver el estadio?
 
¿Qué siente uno cuando acaba de actuar ante un Wembley repleto?
Buff, es increíble. Tocamos dos noches seguidas. Tras la primera me dije: “Dominic, no salgas hoy, que mañana no puedes actuar con resaca. Vete a la cama”. Así que me fui directo a dormir. ¿Y sabes qué? Me quedé horas mirando el techo. No podía relajarme, estaba demasiado excitado. Ojalá hubiera salido de fiesta.
 
¿Crees que existen bandas similares a ustedes?
Ni idea. Tal vez lo más parecido que hubo a Muse fue Radiohead, pero ahora Radiohead se han vuelto locos.
 
¿Te sientes cómodo dando entrevistas? La verdad, este montaje en el que cada uno de ustedes da entrevistas por separado, en simultáneo y en el mismo lugar, es poco común, aunque interesante…
No me molesta dar entrevistas. Bueno, la de antes, con un italiano loco, ha sido realmente extraña. En cuanto al montaje, no sé, nos funciona mejor así que los tres a la vez.

Matt: “Veo a gente como Coldplay, Jay-Z, Rihanna y demás y no siento que estén mostrando ninguna sensibilidad con lo que está sucediendo”

¿Cómo sería Muse hoy si no hubiese logrado tamaño éxito? La banda es enorme, y la posibilidad de trabajar con presupuestos holgados les permite sonar como suenan y, sobre todo, dotar de coherencia al discurso musical con unos directos a la altura. Uno de los motivos por los que quizá no haya bandas como ellos sea tal vez económico. En una industria en estado de excepción como la musical, una bestia como el trío autor de Origin of Symmetry (2001) es una verdadera anomalía. “Jamás me he planteado eso de cómo seríamos hoy sin el éxito. Es interesante. Creo que, en nuestro caso, el sonido grande llega con los grandes conciertos. Siento que si nos hubiésemos quedado en los sitios pequeños, hoy seríamos una banda más orgánica y acústica. No lo sé. Bueno, igual es solo un deseo”, comenta Matt.
 
Pero si la enormidad propicia los recursos y éstos retroalimentan a la bestia, el ser una de las bandas más populares del planeta también conlleva sus daños colaterales. Uno es la fama, algo que ninguno de los tres valora especialmente y que parecía que podría desmadrarse en el momento en el que Kate Hudson y Matt Bellamy empezaron a salir juntos. “Cuando eso sucedió, pensé: si sobrevivimos a que nuestro cantante se junte con una estrella de Hollywood, podremos sobrevivir a cualquier cosa”, comenta Dominic. Así, con el combo instalado en la realeza global, tampoco es de extrañar que público y prensa acudan a ellos para ejercitar eso tan de moda de preguntarle a las estrellas del pop sobre sus opiniones al respecto de la situación macroeconómica, la política global o los conflictos armados que eclosionan en las más remotas partes del planeta.
 
“No tengo problema en hablar de lo que sea”, interviene Chris. “Pero no voy a fingir que sea un experto en macroeconomía. No me importa dar mi opinión, pero voy con cuidado, especialmente si hablas de política debes saber qué estás diciendo. No vale salir y decir que todos los políticos son unos inútiles. Es algo serio. Para ser alguien que habla con soltura de estos temas debes investigar y, bueno, cuando tienes seis hijos, no cuentas con demasiado tiempo para leer ensayos políticos. Contesto lo que sea, pero no me voy a pasar de listo. Matt parece sentirse más suelto hablando de estos asuntos”.
 
 
Matt (2)
¿Te sientes cómodo hablando de temas políticos y sociales?
Sí, claro. Dispara.
 
¿Echas de menos que los músicos tengan un papel más relevante en los movimientos de protesta?
Mucho. Creo que el pop se ha apartado de los asuntos que realmente importan. Hay demasiado miedo. La gente tiene miedo de todo. Así, del mismo modo que la gente siente miedo porque puede perder el trabajo, los músicos parece que tampoco quieren arriesgarse con asuntos más políticos y sociales, como si temieran molestar a alguien. Hasta los artistas más grandes y exitosos parecen atenazados por el terror. Todo el mundo se esconde.
 
¿Te gustaría que Muse fuera una banda con un componente político mayor?
No somos una banda política, pero sí que hemos tratado estos temas en ocasiones. Uprising, en nuestro anterior disco, trata de estos asuntos. No creo que haya suficientes bandas hablando de lo que pasa. Veo a gente como Coldplay, Jay-Z, Rihanna y demás y no siento que estén mostrando ninguna sensibilidad con lo que está sucediendo. No pasa nada. No parecen darse cuenta de lo que sucede. Springsteen es el único, tal vez. Mi gran decepción en este aspecto es Rage Against The Machine, ya que es una gran banda política y han estado muy callados. No será porque no haya motivos para movilizarse. En los 90 hicieron una gran labor, y ahora todo es peor. Esperaba que ellos dijeran algo.
 
Al rock se le supone una conexión con la juventud, esa misma que hoy parece no pintar nada en el concierto global. ¿No sería terrible que los jóvenes del planeta se levantaran y el mundo de la música no se enterara?
Lo que pasa es que creo que la gente sigue en estado de shock, aunque creo que va a llegar un momento en el que los jóvenes van hacer algo grande en contra de todo esto. Esto va a explotar. No puede ser que todas las propiedades estén en poder de la gente mayor, que los jóvenes no tengan acceso a nada de eso, ni a las casas, a los recursos naturales, a nada… No hay jóvenes con poder para cambiar las cosas, se les mantiene alejados de todo lo que hace que el mundo funcione. Me parece que vamos a ser la primera generación que lo tiene mucho peor que sus padres y abuelos. Hay que reequilibrar las cosas, y eso va a suceder, solo espero que sin demasiada violencia y, al contrario de lo que dices, con los músicos acompañando todo esto.
 
¿Fueron los disturbios del año pasado en Londres una prueba de que hoy día la violencia es casi tan inútil como la queja organizada?
Creo que los disturbios fueron un síntoma de frustración. El problema es que los disturbios les dan una oportunidad a los criminales para salir y liarla. Eso hace que las cosas se desmadren. Esa pequeña minoría de criminales le dan a los medios un objetivo fácil para eliminar el componente político y social, y dejarlo en una gran gamberrada. Me fastidió mucho que los medios pronto se olvidaran del elemento social, de exclusión y frustración que había en los disturbios y se centraran en las teles robadas.
 
Con los disturbios igual sacas una tele y unas zapatillas nuevas, ¿Crees que consigues más con una organización?
Creo que tras eso la gente más joven se dio cuenta de que eran mucho más peligrosos para el sistema si se organizaban que si sembraban el caos. El caos se controla con más militares y más policía. En cambio, los movimientos organizados son más complicados de gestionar por el poder.

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