Una colección monumental de sus cosas y grabaciones serán exhibidas de forma permanente.
Fuente: Rolling Stone
Tulsa, Oklahoma, está a punto de transformarse en el centro del universo de Bob Dylan. El cantautor vendió un tesoro escondido de alrededor de 6,000 objetos de su colección privada a la University of Tulsa y la George Kaiser Family Foundation, con base en Tulsa y dirigida por la organización de Kaiser, un demócrata millonario. Pronto, estarán a disposición de los investigadores de Bob Dylan. "Hay muchos libros escritos sobre Bob Dylan ", dice Steadman Upham, presidente de la University of Tulsa. "Pero va a haber muchos más, basados en estos materiales."
El tamaño y amplitud de la colección es impactante, especialmente porque se creía que Dylan había conservado muy pocos objetos de su pasado. Incluye los masters de sesiones completas de todos sus discos, la gran mayoría de las cuales nunca fueron oídas por el público, junto con docenas de conciertos filmados de manera profesional y grabaciones de recitales hechas con la consola de sonido que Michael Chaiken, que se describe como el "curador inaugural" de la colección y ni siquiera puede calcular cuántas son. "Diría cientos, quizás miles", dice. "En los 70, grababan todos los shows."
Los detalles todavía están siendo discutidos, pero en algún momento del futuro no muy lejano, gran parte de la colección estará en el Helmerich Center for American Research, un edificio del Gilcrease Museum de Tulsa. Algunos elementos estarán exhibidos para el público, aunque el edificio no planea poner la vara muy alta en cuanto a permitir a los investigadores tener acceso completo. "Nuestra meta es que estos materiales se estudien, se disfruten, y se reflexione sobre ellos", dice Ken Levit, director ejecutivo de la Kaiser Foundation.
Nadie que haya estado involucrado en la colección puede hablar de cifras en dólares, pero no niegan un reporte que dijo que el precio de la venta estuvo entre 15 y 20 millones de dólares. "Fue una compra cara", dice Upham. Pero se cree que si las piezas de la colección hubieran sido vendidas por separado, "habría costado 100 veces más".
Un ítem de interés particular para los especialistas en Dylan será el tesoro de letras escritas a mano, incluyendo dos cuadernitos del período de Blood On The Tracks, un manuscrito del trabajo de "Chimes of Freedom" en un papel del hotel Waldorf Astoria, una pila de letras escritas a mano para "Dignity", de 1989, y un boceto de "Subterranean Homesick Blues" con muchos versos que no llegaron a la versión final. "Es un océano interminable de escritura", dice Chaiken. "Esto subraya lo disciplinado y serio que era como escritor."
Chaiken recién empezó a meterse con cientos de horas de sesiones de grabación en crudo, pero ya se encontró con una versión completamente diferente de Time Out of Mind, de 1997, producida por el pianista Jim Dickinson, y todas las sesiones de John Wesley Harding. "Escuché un par de tomas alternativas de 'All Along The Watchtower' que son increíbles", dice.
Las filmaciones sin editar son igualmente cautivadoras. Incluyen 30 horas de tomas descartadas del documental de su gira de 1965, Don't Look Back, de D.A. Pennebaker; otras 30 horas de footage de la gira eléctrica de Dylan de 1966; más o menos 50 horas de rodaje de la Rolling Thunder Revue de 1975, junto con una parada en Toronto de su gira gospel de 1980; y footage de Dylan, The Band y Tiny Tim boludeando en Woodstock de la época de cuando empezó a trabajar en The Basement Tapes. "La colección va a crecer", dice Chaiken. "Mientras Bob siga girando, se van a agregar más cosas."
La mayor parte de la colección registra la carrera musical de Dylan, pero también incluye elementos personales como una agenda de mediados de los 60, con los teléfonos de Nico, Lenny Bruce y Allen Ginsberg, una carta personal de George Harrison en la que elogia el reciente lanzamiento de Nashville Skyline, y una postal de 1978 de Barbra Streisand agradeciéndole a Dylan por haberle enviado flores.
Las sesiones de grabación completas de Dylan se alojan en Iron Mountain, en una serie de salas bajo tierra, secretas y con temperaturas controladas, pero están siendo digitalizadas, y los curadores planean que estén disponibles a través de una computadora offline en el Gilcrease Museum. Sony tiene los derechos para editar el material, pero el predio de Tulsa sigue siendo dueña de las cintas físicas.
El tema es que cualquiera que quiera ver la colección tiene que viajar a Tulsa, lo cual es probablemente parte de la idea. La Kaiser Foundation es dueña de una gran colección de material de Woody Guthrie, pero el archivo de Dylan probablemente atraiga a muchos más visitantes. "Esa es nuestra mayor esperanza", dice Levit. "Quizás esto haga que haya vuelos directos a Tulsa desde Nueva York, Los Angeles y Londres."
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