Repasamos una década gloriosa para el rock, el pop y el hip hop.
50. 2PAC
ALL EYEZ ON ME
Death Row/Interscope, febrero de 1996
Todos los ojos ya estaban fijos en él antes de decirlo. Después de que un par de arrestos lo volvieran un icono, y una experiencia cercana a la muerte seguida de meses en prisión lo convirtieran en un mártir, Tupac Shakur salió de la cárcel y entró a la disquera más genial de la industria: Death Row. El MC más explosivo de todos los tiempos luego procedió a abrir un agujero en EE.UU. con un álbum doble de 27 canciones llenas de fanfarronería, bravuconería, funk californiano y su imponente ego. Sus habilidades de MC no necesariamente abundan, pero escupe rimas con una arrogancia poco común incluso en el mundo del hip hop y se relaja mientras nos magnetiza como solo el más sexy de los criminales puede hacerlo.
49. SLEATER-KINNEY
CALL THE DOCTOR
Chainsaw, marzo de 1996
“It’s fine cause it’s all mine”, canta Corin Tucker en I Wanna Be Your Joey Ramone, y nadie puede discutir mientras esta universitaria se apropia del corazón del rock. Sleater-Kinney cumplió la promesa del movimiento riot-grrrl de comienzos de los 90, uniendo la anarquía punk y la insurrección feminista radical. En Call the Doctor, Tucker, Carrie Brownstein y la exbaterista Lora McFarlane interpretan canciones como Hubcap y I’m Not Waiting, moviéndose a gran velocidad desde observaciones sinceras hasta una rabia casi incoherente. Ellas no fueron las primeras en enfocarse en la furia femenina y el deseo al ritmo de la batería, pero podían hacer música tan impactante como sus ideas. Y ningún otro rockero tiene la voz de Tucker, un lamento sangriento que se suaviza en el centro, una voz que se siente como carne aplastándose contra uno.
48. WEEZER
PINKERTON
Geffen, septiembre de 1996
Rivers Cuomo depositó toda su soledad y su odio a sí mismo en 10 canciones autobiográficas para el segundo álbum de Weezer, detallando su extraña vida amorosa con una precisión agonizante, comenzando con Tired of Sex donde tener sexo con una groupie de rock & roll no suena tan atractivo. Algunas de las mujeres que menciona en Pinkerton fueron amores platónicos con los que Cuomo jamás salió: una lesbiana, una compañera quien rechazó su invitación a un concierto de Green Day, y una chica de 18 años en Japón que le escribió una carta divertida y con la cual se obsesionó hasta preguntarse si ella pensaba en él al masturbarse. Con todas esas confesiones, no es raro que ahora Cuomo esté algo avergonzado de Pinkerton. Ese disco se convirtió en la base del movimiento emo de la siguiente década y de su culto de adoración.
47. PORTISHEAD
DUMMY
London, octubre de 1994
Portishead no hizo precisamente música dance; el beat oscuro de Dummy es música para delirar a las 4 a.m. Geoff Barros mezcla una elegante imitación de trip hop de beats de astro-lounge, teclados de soul y guitarras de película de espías con Beth Gibbons tocando las baladas bluseras de una chica Bond. El seductor y elegante sopor de Sour Times y Glory Box ha inspirado a incontables imitadores, pero Portishead lo hizo a la perfección a la primera con Dummy, un bizarro triángulo amoroso entre un hombre, una mujer y un sampler.
46. JAY Z
VOL.2… HARD KNOCK LIFE
Roc-A-Fella/Def Jam/Mercury, septiembre de 1998
Jay Z tomó con calma el recorte salarial al pasar de rebuscador a rapero, escupiendo su ingenio de criminal en una serie de complejas poesías sobre entregar la mercancía, escapar de los agentes del FBI y estar cubierto en diamantes. No importa que use samples de Annie o de los Talking Heads, Jigga se adueña de todas las pistas con enormes alardeos, flows modernos, y retratos vívidos del bajo mundo dibujados en un puñado de palabras; “On the run-by/Gun-high/One eye closed/Left holes/Through some guy clothes…”. Con un álbum, lanzó más clásicos que la mayoría de raperos en toda una carrera. El caso sobre quién es el mejor MC después de la era de B.I.G. estaba cerrado.
45. ALANIS MORISSETTE
JAGGED LITTLE PILL
Maverick, junio de 1995
Una exestrella canadiense de la televisión hizo un disco oportunista de rock furioso que no solo vendió 15 millones de copias, además, no era malo. De hecho, estaba cerca de ser perfecto, desde la rabia de You Oughta Know hasta la fraternal You Learn. Ironic no es irónica, solo es Alanis Morissette hablando sobre los peligros de ser una chica en un mundo inestable. Jagged Little Pill es como una versión noventera de Tapestry de Carole King: una mujer que utiliza su voz de rock suave para expresar los desastres emocionales de su juventud con suficiente corazón y talento musical para moverles el piso a innumerables oyentes.
44. FUGEES
THE SCORE
Ruffhouse/Columbia, febrero de 1996
En su segundo álbum, los Fugees combinaron un destello callejero con una actitud justiciera para convertirse en una franquicia de súper estrellas de rap. La conmovedora voz de Lauryn Hill le da sabor al estilo caribeño de Wyclef Jean y Pras Michel. Los Fugees demuestran que son una excelente banda de bodas con covers como Killing Me Softly y No Woman No Cry, pero van más a fondo con gemas como Family Business, intercambiando voces a través de una repetición de guitarras acústicas que evocan a El padrino. The Score cruza los límites del género y la geografía, reinventando el hip hop como música para hermanos y hermanas con el blues de la ciudad. Hill y Jean tomaron caminos diferentes en sus proyectos de solistas, pero The Score estableció la guía de la visión de los Fugees del mundo como un gueto.
43. TLC
CRAZYSEXYCOOL
LaFace, noviembre de 1994
Left Eye, Chilli y T-Boz parecían un caso único cuando salieron de la escena naciente de Atlanta con Ain’t 2 Proud 2 Beg en 1992. Pero CrazySexyCool fue impactante, lleno de increíbles canciones, voces descaradas y ritmos voluptuosos. Creep celebra la emoción de la lujuria ilícita, Waterfalls profundiza en el alma de Memphis, y en If I Was Your Girlfriend imitan a Prince mejor que el mismo artista durante toda esa década. La sensacional Red Light Special es una balada de reconciliación. CrazySexyCool estableció a TLC como profesionales de pop que podían hacerlo todo, combinando el ritmo del hip hop con una rima alentadora sin romperse una uña.
42. PJ HARVEY
RID OF ME
Island, mayo de 1993
Así como Butt-Head lo dijo elocuentemente: “esta chica es rara”. Polly Jean Harvey dejó el campo inglés para hacer el disco guitarrero de la década, exorcizando sus demonios en canciones feroces y divertidas que a veces incluso tenían melodías. En Rid of Me evoca el trueno del rock clásico de los 70 con ayuda del productor Steve Albini. Harvey lamenta esa sensación no tan húmeda de Dry, se proclama “rey del mundo” en 50-Ft. Queenie y desata un infierno en Man-Size, con botas de cuero para someter al mundo.
41. GUNS N’ ROSES
USE YOUR ILLUSION I y II
Geffen, septiembre de 1991
Habían pasado cuatro años desde Appetite for Destruction, así que cuando Guns lanzó Use Your Illusion I y II –dos álbumes distintos lanzados al mismo tiempo–, todo explotó. Slash y Izzy Stradlin tocaron un brutal asalto de guitarra y se llevaron toda la “trash… dumped into the brain” [basura en el cerebro], devolviéndola con una furia extraordinaria. Una versión impresionante de Knockin’ On Heaven’s Door es una súplica por la buena convivencia. Estos álbumes tienen sus propios términos incendiarios, souvenirs de una temporada en el infierno.
40. NEIL YOUNG
HARVEST MOON
Reprise, octubre de 1992
El título evoca a Harvest, el álbum de country de Young de dos décadas atrás, y la música recuerda a su suave rock y el gusto country. Harvest fue un éxito de ventas considerable, una parada poco común a mitad de camino de una década de lanzamientos profundamente personales y, a veces, muy excéntricos. Harvest Moon también suena como si estuviera hecho para tardes perezosas. Pero debajo de su tranquila superficie están las heridas de la mediana edad, cuando mantener y apreciar el amor es mucho más difícil que encontrarlo.
39. MY BLOODY VALENTINE
LOVELESS
Sire, noviembre de 1991
Técnicamente, este álbum no es instrumental. La voz de ensueño de Bilinda Butcher se extiende a lo largo, definiendo suavemente la feminidad pospunk. El guitarrista Kevin Shields también canta en algunos momentos. Pero la calidad instrumental de sus voces –lo que importa es el tono, no el idioma– ayuda a definir el nuevo paradigma de Loveless. Las bandas experimentales ya no requerirán de pomposos poetas despotricando sobre corderos en Broadway. Las texturas sónicas, desde la disonancia de las tormentas eléctricas hasta los armónicos suaves, podrían tener un significado e impactar. Al transmitir esta verdad y preparar el escenario para el post rock, la electrónica, Garbage y Beck. My Bloody Valentine se desvaneció en el ambiente que creó. Incluso si nunca hubiera regresado, Loveless hubiera sido suficiente.
38. SOUNDGARDEN
SUPERUNKNOWN
A&M, marzo de 1994
El paso de Soundgarden hacia la inmortalidad del rock & roll llegó tarde, después de varios períodos con Sub Pop y SST Records, y después de que certificaran como platino el álbum Badmotorfinger de 1991. Pero esta belleza brutal le dio a Soundgarden el título de “Led Zeppelin de los 90”. Una banda de heavy metal con grandeza de punk rock, el guitarrista Kim Thayil, el bajista Ben Sheperd y el baterista Matt Cameron golpean la voz de Chris Cornell en Fell on Black Days, Black Hole Sun y Like Suicide en una brillante y retorcida escultura de poder que estuvo cerca de ser el sonido más pesado proveniente de Seattle.
37. JOHNNY CASH
AMERICAN RECORDINGS
American, abril de 1994
Es raro que después de 40 años de carrera un artista saque una obra maestra indiscutible. Johnny Cash lo logró. American Recordings fue una creación de Cash y el productor Rick Rubin, quien tuvo la inteligencia de reconocer que la incomparable voz de Cash, junto a su guitarra acústica y un montón de canciones increíbles, era una propuesta imperdible. Las canciones propias de Cash (Drive On) se alinean a la perfección con las que evocan a Tom Waits, Leonard Cohen y Glenn Danzig. American Recordings es sombrío, conmovedor y a veces divertido. Lo mejor de todo, es que devolvió a un maestro su merecida preeminencia.
36. A TRIBE CALLED QUEST
THE LOW END THEORY
Jive, septiembre de 1991
Los chicos buenos terminaron primero. A Tribe Called Quest de Queens, Nueva York, contribuyó con el hip hop sin ego que permite bailar al ritmo de sonidos suaves jazzeros, llenos de vientos y bajos (por el veterano del jazz Ron Carter), y relajarse con su actitud tranquila. El productor Ali Shaheed Muhammad pulió la mezcla y el MC Phife tocó un excelente segundo violín en rimas sobre SkyPagers, la industria discográfica y mujeres (“Tanya, Tameeka/Sharon, Karen/Tina, Stacy/Julie, Tracy”), pero en realidad Q-Tip era el protagonista. Con su característica voz nasal, ligera y deliciosa, su flow tan cálido y reconfortante como una cobija eléctrica, su carisma natural brillando a través de los altavoces, Q-Tip hace que The Low End Theory se sienta como una conversación con un viejo amigo.
35. WILCO
BEING THERE
Reprise, octubre de 1996
Las 19 canciones de Being There están en dos CD separados; una decisión estética de sonido. Cada disco funciona como una entidad independiente. Juntas, ambas mitades aspiran a la expansión audaz de álbumes dobles predecesores como London Calling y Exile on Main Street; discos que establecieron declaraciones personales unificadas a partir de una sorprendente variedad de estilos. Being There es un producto de versatilidad ambiciosa, Wilco explora el funk con clavinet en Kingpin y aumenta la reverberación al estilo de las Sun Sessions en Someday Soon. La banda también rebota como los Beatles en un salón de baile en Why Would You Wanna Live y evoca un aire desértico y de misterio en Hotel Arizona.
34. OASIS
(WHAT’S THE STORY) MORNING GLORY?
Epic, octubre de 1995
El brit pop estaba en su mejor momento –con Oasis y Blur intercambiando indirectas en la prensa casi a diario– cuando Oasis lanzó uno de los álbumes de rock más imponentes de los 90, persiguiendo sus sueños con la confianza de un dios en formación. En su segundo álbum, los hermanos Gallagher aceptaron las comparaciones con los Stones y los Beatles, y se establecieron como una fuerza del rock & roll con temas como Roll With It y el glorioso clásico de Wonderwall.
33. EMINEM
THE SLIM SHADY LP
Aftermath/Interscope, febrero de 1999
Aquí Eminem se presentó como un blanco loco y geek, el “class-clown freshman/Dressed like Les Nessman”. El hip hop jamás había escuchado algo como los versos de Em en este álbum producido por Dr. Dre, que le proporcionaron el respeto, fortuna, fama y una demanda de su mamá. Slim Shady era un álbum de comedia, una sesión de terapia y un espectáculo de terror surrealista, todo en su increíble demostración de poder como MC.
32. NINE INCH NAILS
THE DOWNWARD SPIRAL
Nothing/TVT/Interscope, marzo de 1994
Trent Reznor tiene los instintos de un viejo productor de cine B de Hollywood. Hizo publicidad diciendo que parte de este álbum se grabó en la mansión de Los Ángeles donde la familia Manson asesinó a Sharon Tate; también inspiró a miles de adolescentes a cantar el inolvidable coro de Closer: “I want to fuck you like an animal”. Sin embargo, este es un gore elaborado con precisión, un salto al profundo tanque de descontento de Reznor, en el que descarga esos momentos tensos y silenciosos (I Do Not Want This) tan eficazmente como en el horror de la canción homónima al álbum. Reznor demuestra los matices de gris que componen la desesperación total.
31. BOB DYLAN
TIME OUT OF MIND
Columbia, septiembre de 1997
Después de desechar una personalidad tras otra por más de tres décadas, Bob Dylan finalmente encontró una que podía aceptar: un blusero desgarrado que es perseguido por la muerte. “Estoy harto del amor”, se lamenta en la primera canción, y suena honesto. Eso marca el ritmo para las siguientes 10 canciones; un viaje nocturno que no tiene destino ni ciudad. El hombre de ojos tristes de Highlands –un poema épico de 16 minutos– sigue andando, no obstante, cuando el álbum termina, está desesperado por evitar a la muerte, al punto de volverse loco y quedarse sin tiempo.
30. GREEN DAY
DOOKIE
Reprise, febrero de 1994
Millones de nosotros escuchamos a Billie Joe Armstrong lloriquear mientras él y su banda de punkeros de la Bahía de San Francisco se ganaba el corazón de EE.UU. con guitarras rápidas, una batería acelerada y los acentos ingleses más falsos en la historia. Sus éxitos se complementan muy bien entre sí: Basket Case comienza con escalofríos y una melodía que juega malas pasadas, mientras que Longview y When I Come Around ventilan el usual espíritu adolescente con coros que los Bay City Rollers hubieran apreciado. Green Day impulsó el renacimiento del punk californiano: más lindo que los Muppets y más divertido que “Weird Al” Yancovic. Green Day no mostraba señales de madurar, y su posterior transformación a rockeros políticamente cargados resultó aún más extraordinaria.
29. MADONNA
RAY OF LIGHT
Maverick/Warner Bros., marzo de 1998
En Ray of Light, Madonna finalmente vuelve al groove, rockeando los beats de dance que la convirtieron en estrella para su álbum más descarado desde You Can Dance. La resurrección del ritmo de Madonna parece una transformación espiritual, y gracias a que eso fue parte de su descubrimiento del yoga y de la maternidad, probablemente sí lo era. El productor William Orbit conecta los artefactos del techno, pero la pasión de Madonna es lo que golpea con más fuerza, en canciones como Drowned World / Substitute for Love y Little Star. Y en el éxito que le da nombre al álbum, Madonna hace una pataleta en la pista de baile global, como si nunca se hubiera ido.
28. WU-TANG CLAN
ENTER THE WU-TANG (36 CHAMBERS)
Loud/RCA, noviembre de 1993
La Wu-Tang Clan, con nueve MC’s –incluyendo al escandaloso Ol’ Dirty Bastard, al agudo GZA y al carismático Method Man–, escapa de Staten Island al capturar el sonido del caos en cinta: canciones de RZA que eran tan fuertes que recordaban al hip hop de sótano previo a los samples; rimas sobre narcotráfico, la vida en los complejos residenciales, peleas y artes marciales; con flows furiosos que rugen a través de los altavoces como gritos controlados. Los Wu-Tang crean un aire de salvajismo que promete violencia para todo aquel que los rete y para algunos que no. Una generación de fans memorizaron cada palabra.
27. RAGE AGAINST THE MACHINE
RAGE AGAINST THE MACHINE
Epic, noviembre de 1992
“El enojo es un regalo”, proclama en un susurro el vocalista Zack de la Rocha en Freedom, y Rage Against the Machine despliega su riqueza con una venganza electrizante en el resto de su álbum debut. Rage Against the Machine se enfurece y se pone duro ante las autoridades con un detalle lírico profundo y una fuerza impresionante. La mezcla de política radical y poder rockero de Rage Against the Machine fue una anomalía sorprendente en medio del aburrimiento narcisista de The Year Grunge Broke. Pero el éxito comercial del álbum fue una reafirmación crucial de la potencia del rock como arma de protesta. Con Rage Against the Machine, la subversión –en la gran desafiante tradición de The Clash y MC5– estaba viva y era emocionante en el mainstream.
26. NAS
ILLMATIC
Columbia, abril de 1994
Directamente desde los legendarios complejos de viviendas del hip hop, Queensbridge, Nueva York, hasta el estudio, con una voz cálida, un flow suave, ojos de hombre-niño y amor puro por la música, el intelectual callejero Nas elevó el estándar de los MC noventeros. Nas trabajó con los mejores productores de Nueva York en ese tiempo (DJ Premier, Large Professor). Líricamente, tenía un ojo en la calle, en la prisión y en los sueños de todos los hombres del gueto, ya sea sampleando la clásica Wild Style, dándole un puesto de invitado a su padre, Olu Dara, que era trompetista de jazz, u ofreciendo rimas como: “De vuelta en el ‘83, era un MC brillante / Pero estaba demasiado asustado para agarrar los micrófonos en los parques y / Soltar mis pequeños raps porque pensé que no los entenderían / Y ahora, en cada descarga, soy el puto hombre”. Muy cierto.
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