martes, 28 de abril de 2015

Crítica: Noel Gallagher's High Flying Birds - Chasing Yesterday

Los placeres psicodélicos de Noel Gallagher:
El ex Oasis se divierte luchando contra los fantasmas del pasado del pop; cómo es Chasing Yesterday, el nuevo disco junto a los High Flying Birds.

Fuente: Rolling Stone


Artista: Noel Gallagher's High Flying Birds
Álbum: Chasing Yesterday
Discográfica: Sour Mash
Género: Rock Alternativo
Fecha Lanzamiento: 25-Feb-2015
Duración: 43:52
Productor: Noel Gallagher
Calificación: 3 estrellas y 1/2

No puedes acusar a Noel Gallagher, el ex cantante, guitarrista y compositor dominante de Oasis, de no tener conciencia de sí mismo. El título de su segundo disco, luego de la implosión del grupo británico en 2009, da en el clavo con las pasiones obstinadamente retrospectivas de Gallagher -cualquier cosa de los Beatles; el glam de los años 70; el boom de los ochentas por el jangle y el paisley, liderado en su Manchester natal por los Smiths y los Stone Roses-, y les suelta un leve golpe a aquellos que todavía añoran una reunión de Oasis. Su encanto salvaje es retomado por Gallagher con efectos satisfactorios en la dura "Lock All the Doors" y, con un toque irónico, en "You Know We Can't Go Back".

El mayor atractivo de Chasing Yesterday es el modo en que Gallagher, de 47 años, anuda reflexión, pérdida y un optimismo persistente, inyectándoles a sus habituales acordes y estribillos listos para el pub, un giro oscuro y psicodélico que revela el hilo secreto que conduce de los Traffic de principios de los setentas hasta "Fools Gold", aquella mezcla deslumbrante de los Stone Roses de 1989. "Riverman", "The Dying of the Light" y "The Right Stuff" son todas promesas taciturnas, frágiles y lluviosas, estiradas bajo un manto aterciopelado de mellotrons, que se mueven al ritmo de un paseo solitario. Las palabras, para Gallagher, muchas veces parecen un modo de moverse de una nota a otra mientras se divierte con sus mayores. "Haré lo posible por llegar/pero no tengo plata para el boleto", canta en "The Dying of the Light", un verso que suena como si se les hubiera escapado en la edición final. "Riverman" es casi un juego de "detecte la influencia": un título onda Nick Drake, y toques líricos de George Harrison y Bob Dylan.

Pero mejor alejémonos de esos detalles, y disfrutemos de la vista: el talento genuino de Gallagher para componer pop con manija, a partir de materiales elementales. En "Ballad of the Mighty I", con Johnny Marr de los Smiths en la guitarra, Gallagher nos vende su determinación ("a donde sea que corras, te estaré siguiendo"), con un paso de oscura música disco, y un muro de ecos en las voces que sigue sonando en tu cabeza cuando la canción ya terminó. No es ingeniería espacial. Es un gran paseo que vale la pena repetir.

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