Cómo es el disco que la Reina del Pop lanzó este viernes. Leé la reseña de Rob Sheffield.
Los discos de Madonna de este siglo se dividen en dos categorías: los que van a lo seguro y los del tipo "¿A quién se le ocurre?". Y, si bien es tentador asumir que los más bizarros son los mejores, nada es tan sencillo en el universo de Madonna. Confessions on a Dance Floor, por ejemplo, fue su ejecución totalmente segura de una idea obvia: ¿qué pasaría si la mente más brillante de la música disco finalmente hiciera un maldito álbum de música disco? El resultado fue brillante. Por otro lado, American Life, un delirio conceptual sobre el estilo de vida americano, es bastante flojo. Esa es solo una de las muchas razones por las que Madonna sigue siendo la reina de todas las reinas del pop.
Sin embargo, Madame X es tan admirablemente bizarro que todo lo que puedes hacer es callarte y escuchar. Como canta ella en "God Control", se trata de "un tipo de energía extraña". A lo largo del álbum, se sumerge en un crisol de estilos de pop latino, coronado por un track de reggaetón llamado "Bitch I'm Loca". Es solo para fanáticos del "modo loca" de Madonna, lleno de experimentos que ninguna otra popstar de la Tierra se animaría a probar.
En "Medellín", se une a Maluma para aprender el cha-cha-cha y ensayar un acento nuevo y misterioso. Hay mucho más en la misma sintonía. Por ejemplo, un vocoder que canta El Cascanueces en "Dark Ballet", o el momento en el que dice: "La gente piensa que estoy loca/ La única pistola está en mi cerebro/ Cada nuevo nacimiento me da esperanza/ Por eso no fumo esa droga", junto a Quavo, Diplo y Swae Lee de Rae Sremmurd.
Lo más raro de todo es que de verdad hay grandes momentos maddoneanos. Sobre todo en "Crave", una canción larga con una guitarra acústica florida en la que Madonna se pierde en la emoción, y en el trip-hop "Crazy". Pero, fiel a su estilo, entierra las mejores canciones en lo profundo de Madame X. Para llegar hasta ahí, tienes que soportar "Killers Who Are Partying", en la que reflexiona sobre la opresión política y dice: "Seré el Islam si el Islam es odiado/ Seré Israel si están encarcelados".
Hay algo gratificante en la forma en que la música puede hacernos preocupar por nuestros ídolos del pop de los 80. Enfrentémoslo: ¿acaso no estamos orgullosos de ellos por seguir dispuestos a actuar de esta manera? Imagínense volver a los 80 y decir: "Algún día, Madonna va a cantar 'Bitch, I'm Loca' la misma semana en la que Bruce Springsteen lance su álbum conceptual sobre caballos". Estas dos leyendas nunca nos decepcionaron, aunque de formas muy diferentes. El tiempo dirá si Madame X trasciende la prueba del tiempo o no. Pero, si amas a Madonna por ser la mayor de las descaradas, este disco es para ti.
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