jueves, 14 de mayo de 2015

Jackson Browne: Mi vida en 15 canciones

Primero encontró una voz propia, después tuvo que aprende a cantar. Repasamos, junto a él, la trayectoria del exquisito cantautor.

Fuente: Rolling Stone

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He destruido más copias de esto”…, dice Jackson Browne (Heidelberg, 1948), sonriendo, mientras echa un vistazo a un listado de canciones en una vieja cinta de casete: una grabación pirata de sus primeros temas, una maqueta que Browne hizo en 1967 para el sello Elektra. “Las grabé en Nueva York, en el apartamento del productor Peter K. Siegel”, recuerda Browne, que por aquel entonces era un adolescente que acababa de salir del instituto. “Iba a grabar el disco con él, pero acabó mal”. Una de las razones: “Yo no cantaba muy bien”, admite con otra sonrisa. Sin embargo, Browne poseía un tono confesional y un manejo de la metáfora que excedían su corta edad. Los temas de aquella cinta fueron versionados por artistas como la Nitty Gritty Dirt Band y Nico, ex vocalista de la Velvet Underground, convirtiendo a Browne en famoso compositor mucho antes de que publicara su aclamada colección de clásicos de los 70: su disco de debut de 1972, Jackson Browne; el elegante Late for the sky de 1974; y Running on empty, memorias de su vida en la carretera (1977). El nuevo disco de Browne, Standing in the breach, es una fina reflexión sobre la crisis y la responsabilidad de Estados Unidos en el ámbito doméstico y en todo el mundo. “Desde el primer momento en el que alcanzas la fama permaneces fijo en el imaginario colectivo”, dice Browne, quien mantiene el mismo encanto desvalido de siempre, el que le convirtió en ídolo romántico cuando tenía 20 años.

Durante este vistazo al pasado, Browne recuerda encuentros tempranos y transformadores con Tim Buckley y Leonard Cohen; su primer trabajo de verdad en la música, en Nueva York, acompañando a Nico; y su amistad, clave, con los Eagles, cuya versión de Take it easy se convirtió en unos de los primeros éxitos de Browne. “Otros artistas grabaron mis canciones antes que yo”, concede Browne, “pero yo no componía para ellos. Lo que más me gustaba de componer una canción era que, si la escribías, tenías el derecho a cantarla”. Y vuelve a sonreír: “Sin importar si cantabas bien o no”.

These Days (1967)
Compuse este tema a los 16 años. Yo no encajaba en el lugar donde vivía: a los 13 años nos habíamos mudado desde el este de Los Ángeles a un adosado en Orange County e iba a una escuela llena de niños criados en ambientes conservadores. Era el principio de una época en la que la gente empezaba a rechazar esa versión de la prosperidad.

Esta canción está muy influida por el blues recitado de Dylan y Woody Guthrie. Cuando yo la grabé en un disco [For everyman, 1973], ya la habían versionado Nico, Tom Rush y Gregg Allman, que la cambió mucho. La gente que creció escuchando blues, como Gregg, tenía un estilo propio de expresar sus sentimientos. Yo quería conseguirlo en mi forma de cantar. ¡Tardé mucho tiempo en tenerlo!


The Birds of St. Marks (2014)
Este tema viene de un boceto que escribí para Nico a finales de los 60. Conocía a Tim Buckley de las noches de micros abierto [open mic] y él me consiguió trabajo tocando con ella, que tenía ideas musicales muy buenas. También era una madre soltera. No tenía demasiada paciencia con la gente que la trataba como si fuera la protagonista del decorado de Andy Warhol. Además, era ridículamente hermosa. La gente se mostraba indefensa ante aquello. Era muy interesante observar cómo se le abrían las puertas del club The Scene. Leonard Cohen venía a escucharla. Ese mundo era completamente nuevo para mí: me sentía como si fuera un polizón.

La primera vez que la canté no me pareció muy buena, pero ahora la aprecio por lo que es: la canción de un chico joven. Acabé regrabándola para mi último disco.


Take it Easy (1972)
Estaba en medio de la grabación de mi primer disco. Cogí una destartalada camioneta Willys del 53 y me marché de viaje. El radiocasete tenía el tamaño de las páginas amarillas, y la única cinta que yo tenía era Willy and the poor boys, de Creedence Clearwater Revival. Llegué a Utah pasando por Winslow, Arizona, y allí murió el coche. Me recogieron unos tipos con los que había estado de fiesta antes, ex policías militares. Empecé a componer Take it easy en la parte de atrás de su furgoneta.

Volví a la ciudad y Glenn Frey vino al estudio para verme. Le canté la canción. No estaba acabada, pero aún así, la quiso para los Eagles. No paraba de llamarme: “¿Ya la has acabado? ¿Quieres que la acabe yo?”. Él añadió una estrofa y un estribillo, y frases como que la chica “paró para echarme un vistazo”. Eso es puro Glenn Frey.


Doctor My Eyes (1972)
Realmente me pasó algo en los ojos: se me pusieron rojos, casi no podía ver, no tenía ni idea de qué pasaba. Me dieron unas gotas: “Mantén los ojos cerrados durante unos días”. Cuando compuse este tema ya veía otra vez, pero la canción era más una metáfora sobre haber visto demasiado, sobre la pérdida de la inocencia.

Originalmente, el piano de la introducción sonaba en toda la canción. Si el tema se convirtió en un éxito fue por el ritmo que Russ Kunkel le imprimió y por las fantásticas armonías de David Crosby. Ese es material del que están hechos los éxitos: algo que se te queda pegado. También  se puede fallar, tal y como he demostrado una y otra vez.


For Everyman (1973)
Recuerdo estar en el apartamento de Glenn y Don Henley una noche. El tipo de al lado estaba tocando Get it together [Organizarse], de Grand Funk Railroad. Yo no paraba de pensar: “¿Organizarse para qué?”. De eso trata For everyman. Quería hurgar más en aquello, explicar qué faltaba, lo que necesitaba mejorarse. Trata sobre las expectativas que todos teníamos, los cambios iniciados en los 60 que en 1972 o 1973 ya se habían apagado. Quería que fuera una expresión sobre la búsqueda de conexión con los demás, algo que sirviera para un propósito común. Aquellos conceptos han acabado siendo discutibles. Pero si quieres expresar tus dudas, has de encontrar la resolución que guardamos en el interior para intentarlo.


Fountain of Sorrow (1974)
Soy yo mismo contando una relación: cómo, a pesar de la belleza y el significado de esa relación, dos personas no pueden estar juntas. Habla de reconocer el valor de la otra persona por primera vez. Es bastante vérité: escribí el tema mirando una fotografía. Hay una buena razón para no poblar las canciones con nombres reales. Cuando escuchas Wild horses, de los Stones, ¿en quién piensas?  En alguien a quien conoces o conociste. Así es como tiene que ser, en lugar de recordar a Mick Jagger y Marianne Faithfull.


The Pretender (1976)
Un amigo trajo a casa a un tipo esquizofrénico; pasamos dos o tres días intentando ayudarle. Desapareció y le encontramos calle abajo, sentado en el salón de una familia latina, fumando un cigarrillo y actuando como si aquello fuera del todo normal. No diría que The pretender surgió de esa historia; sin embargo, la idea está ahí: que fingimos aceptar algo a lo que no pertenecemos, una versión estándar de la realidad.


Running on Empty (1977)
Este disco trataba sobre lo que significa estar en la carretera, sobre el tiempo que hay entre concierto y concierto. En el tema The road hay una transición desde la tranquilidad de la habitación del hotel hasta el momento en el que escuchas al público y el grupo sale al escenario,  mostrando el contraste entre ambas realidades. Lo que hace que el estribillo funcione es la forma en la que Rosemary Butler lo canta, fue un regalo. Había escrito esa parte de la canción antes de componer el resto del disco, época en la que de verdad me estaba quedando sin ideas [más o menos, la traducción de Running on empty]. A veces, la música en una canción no se corresponde con su letra, pero consigues hacer que funcione.


The Load-Out (1977)
Este es un tema de amor que escribí para el público y para mi equipo. Siempre he estado muy unido a ciertos miembros de mi equipo –mi mánager solía ser mi jefe de equipo en las giras; solía afinar las guitarras–. Siempre me cuidaban mucho. En un momento dado, este tema se convierte en el Stay [el clásico de doo-wop de 1960 cantado por Maurice and the Zodiacs], en el que también canta Rosemary Butler. Le estamos pidiendo al público que se quede, no queremos parar de tocar.


Somebody’s Baby (1982)
Danny Kortchmar me trajo el estribillo y el riff de guitarra. Su idea era sencilla: la chica es tan guapa que tiene que estar con alguien. Una vez que has dicho eso, ¿qué más puedes decir? Me costó mucho la segunda estrofa. Entonces caí en el doble sentido de “tener”: ella quiere ser la chica de alguien.

Es un tema pop; tardé tiempo en conseguir que me gustara. Tuve un psicólogo que me decía: “Creo que estás siendo demasiado duro con esta canción. Es un buen tema, y trata sobre algo cierto. Todo el mundo quiere pertenecer a alguien”. Después de que saliera en la BSO de Aquel excitante curso, David Geffen me llamó y me dijo: “¿Vas a incluirla en tu nuevo disco, verdad?”. Le contesté que no. “Deberías meterla”. “Bueno, pues no”.


For America (1986)
Políticamente, la administración Reagan supuso un estímulo para mí. Este tema tiene mucha autocrítica: despertarte después de pasar un tiempo dormido y sentirte responsable por no saber qué está sucediendo. Quería transmitir que somos responsables de las actuaciones de nuestro gobierno.

La razón por la que For America fue tan explícita es que ya intenté hacer lo mismo con Lawyers in love [1973], pero nadie la entendió. Era un tema muy sarcástico y la gente no captó el humor. Esta vez no quería que se me malinterpretara. Tenía que hablar claro sobre ello: “Fui hecho para América”. Incluso la gente cuyo juicio valoro me dijo:  “Tal vez puedas cambiar eso”. Creo que fue algo que preocupó a mi público.

Sin embargo, he estado en Nicaragua. He jugado un papel muy activo en temas solidarios en Sudamérica. Mi composición se puso al servicio de mis intereses. Existe la visión generalizada de que no puedes aburrir a tu público hablando sobre temas políticos porque eso es sólo tu opinión personal. Pero, en palabras de Steven Van Zandt, ¿qué hay más personal que la política?


 I Am a Patriot (1989)
Algunas cosas hay que decirlas claramente, y esta canción de Little Steven lo consigue de forma brillante. Su disco [Voice of America, de 1983] no fue muy popular. Me pareció que merecía serlo más. Empecé a versionar este tema porque no tengo problema en proclamar que amo a mi país.

La canción ha funcionado tan bien por cómo la toca mi banda. Le añadimos un toque reggae muy de fondo. Pero también porque hay una idea en su interior: todos somos americanos y estamos agradecidos de estar en este país, en esta sociedad tan abierta que nos permite dedicarnos al arte y a la música. La gratitud es un buen sentimiento, una forma increíble de acabar un concierto. Estoy seguro de que la gente cree que yo compuse este tema. Al final, lo que importa es que todos la sentimos como nuestra cuando la cantamos.


The Naked Ride Home (2002)
El título vino primero: una persona cercana a mí se quitaba la ropa y conducía desnuda a su casa. ¿Quién? No importa [risas]. La canción, pese al título, trata sobre el final de una relación. Para el oyente tiene truco, porque empieza como una frase que se dice en un bar: “Quítate la ropa y te llevo a casa’, le dije”. Hasta el último verso no descubres que es una pareja que están conduciendo de vuelta a la casa que comparten. Él está intentando reavivar algo, pero no lo consigue.


Time The Conqueror (2008)
Tuve un sueño en el que oía una melodía, una voz que venía del cielo. Estaba en una calle cerca de donde me crié, y amanecía. Cada brizna de hierba proyectaba una sombra y la voz se parecía a la de Buddy Holly. Fue maravilloso. Intenté representar aquel momento en el primer verso.

En un sentido más amplio, me voy quedando sin tiempo. Tengo 66 años. No sé cuánto tiempo más podré hacer esto. El mundo se enfrenta a un momento crucial, hay muy poco tiempo para cambiar lo que hacemos o acabaremos perdiéndolo. Es la paradoja: estamos aquí muy poco tiempo, pero tenemos que encontrar una forma de preservarlo para las generaciones futuras.


Standing in The Bridge (2014)
Esta canción empezó tratando sobre el terremoto de Haití. Pero tardé más de un año en acabarla. Me di cuenta de que en los primeros versos estaba hablando sobre un tema que para mí era un reto: “Y aunque la tierra tiemble y nuestros cimientos se abran/ volveremos a unirlas y a levantarlo todo de nuevo”. No puedes reconstruir los cimientos del país sin enfrentarte al racismo o al colonialismo.

He compuesto temas que sé que le han hecho pasar un mal rato a la gente. Con temas como Lives in the balance no puedo dejar de gritar. Le digo al público “Sé que algunos de ustedes se sienten incómodos, pero he de hacer esto”. Siento que tengo el derecho a decir lo que quiero decir. Al principio, mis amigos empezaron a grabar mis canciones para que yo no las cantara, porque yo no cantaba muy bien [risas]. Nunca me lo tomé a mal.

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