martes, 24 de noviembre de 2015

Joe Elliott de Def Leppard habla sobre Taylor Swift, Donald Trump y el orgullo ochentero

El Nuevo álbum auto titulado de los veteranos británicos del hard rock ya está a la venta.

Fuente: Rolling Stone


Cuando ROLLING STONE se puso al día con Joe Elliott, el cantante de Def Leppard disfrutaba de un corto break en Los Ángeles durante su extenso tour de verano por arenas junto a Styx y Tesla. “Tenemos un par de días libres aquí”, dice el frontman de 56 años, antes de auto corregirse. “Bueno, no son días libres, solo días sin concierto. A cambio de eso, estoy hablando un montón”:

Eso de lo que Elliott tanto está hablando es sobre el nuevo álbum de su banda, simplemente titulado Def Leppard y editado el 30 de Octubre. El décimo intento de nuevo material en estudio de los veteranos británicos del hard rock, es también el primero que lanzan en siete años – una brecha inusualmente extensa, incluso en el cronograma de Def Leppard, donde tres o cuatro años entre álbumes son algo común, si no la norma.

Aun cuando los Leppard –completados por el bajista Rick Savage, el baterista Rick Allen y los guitarristas Phil Collen y Vivian Campbell– se encuentran bastante lejos de sus días de éxito ochentero, cuando videos para canciones como Photograph, Rock of Ages y Pour Some Sugar On Me gobernaban MTV, y álbumes como Pyromania (1983) e Hysteria (1987) vendían números ridículos de unidades (están respectivamente en las 10 y 12 veces platino respectivamente apenas en los Estados Unidos), el nuevo álbum demuestra que siguen logrando hacer pop-metal melódico de primer nivel. 

Cortes de Def Leppard, como Let’s Go, All Time High y Broke ‘n’ Brokenhearted transpiran su clásica mezcla de pomposos riffs glam de los setenta. Los ritmos electro-shock de los ochenta y las inmensas harmonías vocales que siempre han patentado hacen pensar inmediatamente en su pasado; pero el álbum también encuentra como superar el territorio conocido, como queda evidenciado en el sinuoso número pop-funk Man Enough, el acústico blues psicodélico Battle OF My Own y el pulcra vibra New Wave de Invincible.

Incluso con estas diversiones estilísticas ocasionales, al final Def Leppard suena más parecido a nada que, bueno, a Def Leppard. Lo que explica por qué el álbum es auto titulado. “Todo el tiempo en que estuvimos trabajando en estas canciones, teníamos conversaciones coloquiales con amigos y colegas, y todos nos preguntaban, ´ ¿A qué suena?´”, dice Elliott. “Y nos encontramos respondiendo ´Bueno, suena a Def Leppard´ Creo que después de que eso pasara una y otra vez, fue Phil [Collen] quien dijo finalmente, ´¿Por qué no llamamos la cosa simplemente Def Leppard?´ Habíamos estado debatiendo sobre tantos títulos, que ahora ni puedo recordar, que simplemente dijimos, ´Bien´. Treinta y cinco años grabando y nunca habíamos tenido un álbum auto titulado. De pronto este es el momento”.

En una cálida mañana de Los Ángeles, Elliott habló para Rollin Stone sobre Def Leppard, algunas falsificaciones de los grandes éxitos de su propia banda al grabar y por qué él cree que los ochenta fueron una “era dorada” para la música. También discutió oponerse a Michael Jackson, actuar con Taylor Swift y si cree o no que Def Leppard tiene un fan en Donald Trump.

¿Cómo les ha ido con el tour de verano por los Estados Unidos?
Muy bien, gracias. Las ventas de las boletas han sido locas. Hemos estado haciendo unas presentaciones muy estrafalarias. En Birmingham y Alabama había 18,000 personas. En Dallas 20,000. Así es que ha sido un gran tour. Pero también ha sido muy caliente, teníamos 50 grados en la sombra en Austin. Cuando estás sobre el escenario bajo las luces y con todo tu vestuario, y hay miembros de la audiencia desmayándose solo por verte, te hace preguntarte cómo lo logras. Afortunadamente, amamos tocar.

Let’s Go, es la canción que abre Def Leppard y su primer sencillo, se trata obviamente de ese amor por tocar. Cantas, “Welcome to the party/Welcome to the edge of your seat”.
Es un grito de guerra, ¿sabes? Rick Savage escribió el 80 por ciento de la canción. Yo escribí los versos, él escribió toda la música y los coros. Se le ocurrió y supimos que era una canción clásica de Def Leppard. Es esa onda rock pop de tres minutos con esas guitarras gruesas y grandes coros. Y tiene ese ritmo a medio tempo como Sugar y Rock of Ages. La idea era que queríamos algo familiar. Quiero decir, cuando AC/DC regresa después de años, no vas a oírlos tocando Bohemian Rhapsody, ¿sabes? Y tampoco es lo que quieres, quieres Back in Black o algo así. Para nosotros, esto es lo que hacemos. Y es algo que disfrutamos haciendo.

Dicho eso, también hay mucha variedad en el álbum.
Tiene de todo desde Bowie a Queen a Zeppelin a, bueno, Def Leppard. Y sí, Let’s Go podría ser el primo perdido de Sugar. Y Dangerous suena un poco como Photograph. Lo sabemos. Somos conscientes de ello. Pero eso es una parte del paisaje. Hay 14 canciones, y hay cosas como Invincible, que suena como una mezcla entre Billy Idol y The Psychedelic Furs. No nos aterra una idea solo porque no sea a lo que estamos acostumbrados.

La cosa es que nunca hemos sido una banda totalmente metalera que va a sonar como Megadeth o Metallica o algo así. Tenemos muchas melodías en nuestras cabezas. Nos gusta mucho la variedad. Nos gusta la guitarra acústica. Nos gusta el teclado. Nos gusta el mellotrón. Nos gustan los Beatles y los Stones. Nos gusta Slade y Sweet y T. Rex. No solo crecimos con Black Sabbath.

Pero hay un sonido distintivo de Def Leppard –aquel que se solidificó en Pyromania y especialmente en Hysteria– con el que siempre los van a asociar. ¿Alguna vez sentiste que querías alejarte de eso?
Bueno, realmente solo intentamos apartarnos de eso una vez, cuando hicimos Slang en 1996. No es que estuviésemos avergonzados de nuestro sonido, era solo aburrimiento. Incluso entonces, había melodías en canciones como Breathe a Sigh, que sonaban como unos Bee Gees encuentran con unos Fleetwood Mac que se encuentra con unos Beach Boys. 

Pero en ese disco nos fuimos por las armonías estándar de dos partes y simplemente explotábamos a través de muchas guitarras. Fue una expresión de, ya sabes, habíamos hecho tres discos masivamente producidos con Pyromania, Hysteria y Adrenalize de 1992. 

En ese punto, como banda sentíamos que necesitábamos hacer algo distinto. Es como que ¿el mundo necesita cuatro Wish You Were Here o Dark Side of the Moon? Pero, ya sabes, llega el 99 cuando estábamos haciendo Euphoria, y volvimos a las grandes armonías y a los grandes coros y nos hemos quedado con eso en la mayoría de material que hemos hecho desde entonces. Porque es lo que nos gusta hacer.

Hay una historia de cómo cuando Mutt Lange estaba produciendo Hysteria, hizo un comentario a principios del proceso de grabación de que quería crear algo que tuviera el mismo de atractivo crossover y el éxito enorme de Thriller de Michael Jackson. ¿Lo recuerdas?
Yo no estuve en esa conversación particular pero, sí, los chicos estaban hablando del hecho de que Mutt dijera “No veo ninguna razón por la que una banda de rock de chicos blancos no pueda lograr lo que Michael Jackson”. ¡Probablemente lo miramos como si tuviera tres cabezas!

Y al final digamos que lo consiguieron.
Mutt sabía que teníamos el talento y la ambición para hacerlo. Pero necesitábamos un mapa. Él era nuestro mapa. Y era muy alentador en ese sentido. No tomaba un no por respuesta, y eso fue genial porque nos halaba. 

Y con sus tremendos talentos como productor y nuestra habilidad colectiva para escribir riffs y ganchos y letras o lo que sea, sentimos que funcionaría. Ahora, ¿sentimos que podría funcionar bajo los estándares y nivel que habíamos sentado? No estábamos tan seguros. Porque ya sabes, es un poco difícil decir, “Oh, sí, voy a escalar el Monte Everest y no me voy a caer”. Tienes que practicar, y tiene que estar en tu ADN el querer hacer eso. 

Nosotros queríamos ser la banda más grande del mundo, pero no sabíamos que podíamos subir una montaña tan enorme y sentirnos cómodos haciéndolo hasta que Mutt llegó y dijo, “Bueno, ¿por qué no?” Fue realmente así de fácil. 

Hace algunos años volvieron a grabar dos de sus más grandes canciones de ese disco, Pour Some Sugar on Me e Hysteria, al igual que Rock of Ages de Pyromania.
Había una razón para hacer eso. Inicialmente volvimos hacer Rock of Ages y Sugar porque eran parte de esa película Rock of Ages del 2012. En ese momento, estábamos y aún estamos en enfrentamientos con nuestra antigua disquera, Universal Music Group, por los derechos digitales de nuestra música. Así es que no los íbamos a dejar usar nuestras canciones. 

Pero ellos estaban lo suficientemente felices con las regrabaciones. Y luego hicimos Viva! Hysteria [una grabación de la residencia de Def Leppard en el Hard Rock Hotel and Casino de Las Vegas enfocado en el disco de Hysteria], regrabamos la canción titular para unirla a todo eso.

Has llamado “falsificaciones” a estas nuevas versiones. 
Sí. Porque toda la intención era que sonaran lo más cerca posible a las originales. Así es que si estás en un bar y suena por el equipo de sonido, no te parece que es “¡Una de esas malas regrabaciones que puedes comprar en una gasolinera!”. Queríamos que fueran auténticas. Y podríamos haber hecho más si no estuviésemos en esta situación ridícula con Universal.

Esas nuevas versiones, en vez de las originales, son las que están en servicios como Spotify. ¿Cuáles son tus sentimientos con relación al streaming? 
Son variados. Siento verdadera empatía con la carta de Taylor Swift a Apple, en la que básicamente dijo “No necesito el dinero pero los artistas jóvenes sí”. Ahora, la cantidad de dinero que te van a dar estos servicios no te serviría para comprar comida para perros, pero al menos deberían pagarte. 

El tema principal es que la música ha estado muy devaluada, y es difícil ver cómo puede volver a escalar hasta su antiguo pináculo. En el pasado, la música era una parte tuya. Pasabas el tiempo con una canción o con un disco. Ahora puedes oprimir el botón y borrarla y ya está. Nunca entra en tu ADN.

Por el otro lado, si me registro en una habitación de hotel y quiero relajarme oyendo el Kind of Blue de Miles Davis, y luego me doy cuenta que dejé mi iPod en el bus, que está a seis kilómetros, simplemente puedo decir “Ah, la oiré por streaming”. Y eso es fantástico. Puedes oír casi cualquier cosa que haya sido grabada, y por unos cuantos dólares al mes. Así es que es un sistema espectacular. Lo entiendo. Solo desearía que le pagaran a los artistas un poquito más.

¿Te sientes afortunado de que Def Leppard hubiera salido de una era diferente?
Me alegro de haber sido los que fuimos, cuando lo fuimos. Todos los medios se burlan de los ochenta, principalmente por los mullets y los estúpidos trajes y ese tipo de cosas. Pero hay más en esa década de lo que ve el ojo. Y quizás con el tiempo la gente la observe de la manera en que lo hace con los sesenta y los setenta.

El hecho es que fue la era dorada. Teníamos MTV. Si tenías una canción decente todo el mundo la conocía en cinco minutos, por todo el país. Y ya fuera yo saltando del bombo de la batería en cámara lenta usando la camiseta de la bandera del Reino Unido, o los carros y las barbas de ZZ Top, las guitarras girando o Simon Le Bon sentado en frente de ese yate, simplemente no te olvidas de aquellas imágenes. 

Para esa generación está tatuado en su ADN. No veo eso en la generación siguiente, con bandas como Alice in Chains y Pearl Jam. Y se disipa más a medida que avanzas. Seguro los artistas aún hacen esas cosas, pero ahora todo es insular. La gente lo está viendo en su portátil con los audífonos puestos. No hay sentido de comunidad.

Antes mencionaste a Taylor Swift. Hace algunos años ella y Def Leppard actuaron juntos en un episodio de CMT Crossroads. ¿Cómo fue eso?
Fue genial porque fue muy inesperado. Cuando alguien como Taylor Swift hace una entrevista y el entrevistador habla de Crossroads y ella dice “solo hay un artista con el que lo haría, Def Leppard”, ¿qué puedes decir? Luego de que eso pasara, alguien entró a nuestro camerino con un portátil abierto y nos dijo “¿Se enteraron de esto?” Y dijimos “No”. Pero cuando oímos lo que dijo fue como “¡Puta mierda!”. Pensamos “Taylor nos contactará si realmente quiere hacerlo”. 

Y, bueno, lo hizo. Porque ella nació con nuestra música. Ella nació en el 89, y su madre era una gran fan. Así es que nos escuchó en la barriga de su madre durante todo el 88. Y me encanta el hecho de que hacer algo como esto sorprenda a la gente. La gente dice “¿Def Leppard con Taylor Swift? ¿En qué están pensando?”. Bueno, pues eso es exactamente lo que estamos pensando. The Four Tops no tiene que hacer un sencillo con The Temptations, ¿sabes a lo que me refiero? Ahora, si The Four Tops haciera un sencillo con Motörhead…

Más recientemente, los conectaron con otro nombre que está constantemente en las noticias: Donald Trump. Este verano, CNN reportó que estaba programado que él presentara a Def Leppard antes de la actuación de la banda en la Feria Estatal de Iowa.
Esas es una de esas cosas que no tenemos ni idea de dónde surgió, y salió al día siguiente. Simplemente apareció en CNN.com o algo así, y yo nunca entro a esa página web, pero la gente empezó a preguntar “¿Han visto esto?”. Y lo leí: “Donald Trump presentará a Def Leppard”. Dijimos “¿Quién decidió eso? No, ¡no lo va a hacer!” Y de cualquier modo, de la manera en que funciona nuestro set, nadie nos puede presentar, porque usamos una introducción pregrabada. Alguien hablando encima arruinaría el efecto. Así es que era mentira.

¿Tienes alguna idea de si Trump es un fan de Def Leppard?
No lo creo. Me lo imagino oyendo alguna cosa country, tal vez. Tal vez un fan de Merle Haggard, ¿sabes? Pero, ¿Donald Trump golpeando su cabeza contra la pared oyendo Motörhead? No, no lo veo.

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