miércoles, 27 de marzo de 2013

Crítica: The Strokes, 'Comedown Machine'


Lanzamiento: 26-Mar-2013
Género: Rock
País: EEUU
Discografía: RCA/Sony

THE STROKES EN VERSIÓN OCHENTERA. LA BANDA NEOYORQUINA PRUEBA NUEVOS TRUCOS SINTETIZADOS, PERO NO PUEDE RECUPERAR SU GLORIA. 

Por Rob Sheffield
Revista Rolling Stone

No está del todo claro por qué los Strokes hacen discos, ¿No? No parece que lo disfruten mucho, y no es que les salgan las ideas musicales innovadoras por las orejas. Sin embargo, sus discos están lejos de no tener ningún valor. Comedown Machine, su quinto álbum, es básicamente un viaje en solitario de Julian Casablancas, que muestra una vez más su enorme respeto por la New Wave de los 80. ¿Por qué es entonces un álbum oficial de los Strokes en lugar de otro disco en solitario de Casablancas? Sólo los Strokes pueden responder a esa pregunta.

El techno-pop de los 80 supone una condena para este tipo, dado que su manera de componer tiende a ser escasa en melodía y sólida en los ritmos. Empieza fuerte en Tap Out, un homenaje a DeBarge con un solo de guitarra cogido del Running With The Night de Lionel Richie. One Way Trigger plagia de manera inepta a a-ha y 80’s, Comedown Machine apunta al lado más blando de Howard Jones. Welcome to Japan es simplemente el más obvio de una serie de momentos que recuerdan a Duran Duran (incluye una gran pregunta, eso sí: “¿Qué tipo de torpe conduce un Lotus?”). Pero baladas como Chances demuestran que Casablancas aún no puede cantar en falsete. Y sólo para recordarnos sus pretensiones, acaba con una dolorosa parodia de Tom Waits, aunque Waits se haría un tatuaje de One Direction antes que cantar una canción con un título como Call it Fate, Call it Karma [Llámalo destino, llámalo karma].

No hay comentarios.:

Publicar un comentario