miércoles, 20 de marzo de 2013

Crítica: Suede, 'Bloodsports'


Lanzamiento: 18-03-2013
Género: Rock
País: Reino Unido
Discografía: ADA/Warner

LA DIGNIDAD DE BRETT ANDERSON. EL LÍDER DE SUEDE ENCUENTRA EL CAMINO PARA QUE EL REGRESO DEL GRUPO NO SEA EL DESASTRE VATICINADO. 
Por César Luquero
Revista Rolling Stone

La vuelta a la actividad de Suede ha sido paulatina e inteligente. A la publicación de The Best of Suede (2010) le sucedieron algunos conciertos –en directo eran valor seguro– y unas impecables reediciones que contribuyeron a engordar su agenda. Con todo, cabían dudas sobre la conveniencia de este regreso discográfico. Su estrella empezó a languidecer antes de lo previsto, lo de The Tears fue un fiasco y sólo Brett Anderson había mantenido encendida la llama creativa durante la última década, mientras sus antiguos compañeros disfrutaban de la cesantía y Bernard Butler se consagraba a la producción.

Bloodsports, el nuevo disco, reúne a la segunda encarnación clásica del grupo londinense –la que grabó el chispeante Coming Up (1996): Anderson, Richard Oakes, Matt Osman, Simon Gilbert y Neil Codling– con el productor Ed Buller, cómplice necesario en sus tres primeros álbumes. Se nota. El disco tiene una secuenciación similar a la de aquel. También su sonido exuberante y chillón. Es el mismo latido. Basta con escuchar el pletórico estribillo de Hit Me, el climático puente de Snowblind y la letra de Sabotage para confirmarlo. 

Cuando arranca Sometimes I Feel I’ll Float Away es inevitable acordarse de My Insatiable One –o de After The Gold Rush (Neil Young)– y la atmósfera de Always invita a volver sobre The Asphalt World. No lo duden: Estamos ante un retorno más que digno.

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