“Una gran canción no intenta ser nada, no tiene pretensiones; simplemente es”, dijo Jay-Z en la introducción de esta lista.
Fuente: Rolling Stone
“La escribí. no fallé. Salió bien a la primera”, esto dijo Bob Dylan poco después de grabar su canción más importante en junio de 1965. No hay una mejor descripción de 'Like a Rolling Stone' –de su diseño y ejecución revolucionarios– ni del joven que la creó poco después de cumplir 24 años.
Al Kooper, quien tocó el órgano en la sesión, recuerda: “No había nada escrito, todo fue a oído y completamente desorganizado, totalmente punk. Simplemente ocurrió”.
Lo más sorprendente de 'Like a Rolling Stone', tiene que ver con la cantidad de precedentes que sentó: el voltaje impresionista en el lenguaje de Dylan, esa acusación personal e intensa en su voz (“Ho-o-o-ow does it fe-e-e-el?” [¿Cómo se siente?]); la descarga apocalíptica en el órgano garaje-góspel de Kooper; las afiladas espirales en la guitarra Telecaster de Mike Bloomfield; y los desafiantes seis minutos de duración en esa toma del 16 de junio (1965). Ninguna otra canción pop ha desafiado y transformado tan profundamente las leyes comerciales y las convenciones artísticas de su tiempo.
Pocas semanas antes, mientras finalizaba el tour británico que D.A. Pennerbaker inmortalizó en el documental 'Don’t Look Back', Dylan empezó a escribir un extenso poema –20 páginas de un solo impulso y seis en otro– que era, según él, “solo una cosa rítmica plasmada en un papel sobre mi constante odio en algún momento de honestidad”. De regreso a Woodstock (Nueva York), en los primeros días de junio, Dylan depuró el texto hasta convertirlo en un coro amenazante y cuatro estrofas explosivas, repletas de metáforas mordaces y verdades concisas. “Las dos primeras líneas, en las que rimaba ‘kiddin you’ con ‘didn’t you’, simplemente me noquearon”, confesó Dylan a ROLLING STONE en 1988. “Cuando llegué a la parte de los malabaristas, el caballo de cromo y la princesa en la torre, sentí que ya era demasiado”.
Los inicios de 'Like a Rolling Stone', pueden verse en un par de momentos de 'Don’t Look Back'. En el primero, Bob Neuwirth le pide a Dylan que cante una estrofa de Hank Williams de Lost Highway, que inicia “I’m a rolling stone, I’m alone and lost/ For a life of sin I’ve paid the cost” [Soy un ‘rolling stone’, estoy solo y perdido/Por una vida de pecado he pagado el costo]. Más tarde, Dylan se sienta al piano y toca una serie de acordes que se convertirían en la base melódica de la canción, al conectarla con la arquitectura fundamental del rock & roll. Tiempo después Dylan identificaría esa progresión como un préstamo tomado de La Bamba, de Ritchie Valens.
Dylan, obsesionado con la progresión de 'Like a Rolling Stone', antes de ir a grabarla a los estudios de Columbia en Nueva York, llamó a Bloomfield –guitarrista de la Paul Butterfield Blues Band– para que se aprendiera la canción. “Me dijo: ‘No quiero que toques ninguna de esa porquería al estilo B.B. King, nada de blues’”, recordaba Bloomfield (que murió en 1981). “Quiero que toques otra cosa”. Luego Dylan pidió más o menos lo mismo al resto de la banda, que incluía al pianista Paul Griffin, el bajista Russ Savakus y al baterista Bobby Gregg. “Les dije cómo tocarla, y que sino querían tocarla de esa manera, no tocarían conmigo”.
Del mismo modo en que Dylan transformó a su antojo las raíces y las formas del folk, también cambió la música popular con el contenido y la ambición de 'Like a Rolling Stone'.
Y con su electrizante interpretación vocal, la mejor de todas las que ha grabado, Dylan demostró que todo lo que hacía era y siempre sería rock & roll. A finales de 1965 concluyó: “Es la mejor canción que he escrito”. Y sigue siéndolo.
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