Lanzamiento: 08-Abr-2013
Género: Post-dubstep
País: Inglaterra
Discografía: Atlas/Universal
EL CANTANTE REGRESA CON SU SEGUNDO ÁLBUM, CON EL QUE MUESTRA SU FACETA MÁS MADURA COMO CANTANTE Y COMPOSITOR.
Por Féliz Suárez
Revista Rolling Stone
El fenómeno James Blake va a seguir creciendo con un segundo álbum al que el oyente llega con el oído entrenado y el artista con la tranquilidad de haber encontrado una voz propia. La producción, sucinta y atrevida, brilla sin filigranas al servicio de unas canciones que de nuevo rebosan sentimentalismo y emotividad a flor de piel.
Su fuerte sigue siendo la combinación minimalista de piano y voz sufrida, que aquí se mueve entre arrebatadores giros gospelianos (Overgrown, DLM) y ecos de un Antony futurista (To The Last, Our Love Comes Back). Pero licencias como el intenso crescendo de sintetizador zumbante en la magnífica Retrograde, o el tratamiento inquietante y obsesivo de las electrónicas Digital Lion y Voyeur, descubren a un artista inquieto que lucha por no acomodarse.
Queda por saber qué pinta el rap de RZA, cerebro de Wu-Tang Clan, en un Take a Fall For Me que nos recuerda que la obra maestra del londinense, aunque cerca, aún está por llegar.
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