jueves, 13 de junio de 2013

Los diez comportamientos más molestos de una estrella del rock

Salir tarde al escenario, tocar sólo nuevas canciones, entradas caras y solos de batería. Los músicos también hacen cosas que están (muy) mal. 
Por Andy Green
Revista Rolling Stone

FOTO: Henrik Sorensen/Getty Images

Hace unos meses, analizamos con detenimiento las múltiples maneras que tienen los fans de molestar en los conciertos. Pero eso es, en realidad, sólo la mitad de la batalla: En ocasiones, son los propios artistas los que sabotean el espectáculo. Aquí están las diez cosas más molestas que las bandas hacen en los conciertos de rock.

1. Aparecer ridículamente tarde.
Las estrellas de rock no son cronómetros y nadie espera que suban al escenario a la hora exacta que dice la entrada. Lo entendemos. Incluso está bien hacerse esperar un poco para que a todo el mundo le de tiempo a ir al baño o compre una cerveza. Sin embargo, algunos artistas se toman este asunto especialmente a rajatabla. Ejemplos como Lauryn Hill y Guns N’ Roses sobrepasan los límites. Rockeros: Tardar más de cuarenta y cinco minutos es un desfase.

2. Excluir los principales miembros de la banda.
Algunos grupos tienen miembros que simplemente no quieren ser estrellas del rock. Somos conscientes de eso. Todos habríamos preferido ver a Christine McVie, de Fleetwood Mac, o Bill Wyman de los Rolling Stones, que decidieron cambiar de vida, con su banda original. El espectáculo se resiente, pero la gente tiene derecho a dejarlo, si quiere. Una banda no es la mafia. Lo indignante es que las luchas internas (casi siempre por dinero) priven a los fans de la banda como es debido. En este momento, tenemos Van Halen sin Michael Anthony, Black Sabbath sin Bill Ward, New Order sin Peter Hook, Slayer sin Dave Lombardo y los Eagles sin Don Felder.
En el caso de Ace Frehley y Peter Criss, Kiss tuvo la osadía de colocar a otras personas con los maquillajes de Ace y Pete. El batería incluso canta Beth. Eso es una locura. Estamos hablando de seres humanos. No son operarios de maquinaria. Cada una de las bandas mencionadas, está peor sin sus miembros exiliados. Y el problema se ha agravado más en los últimos años. No nos importan qué problemas tengan fuera del escenario. Comportense.

3. Tocar demasiado del nuevo álbum.
No tenemos ningún problema con que las bandas toquen su nuevo material. Lo que sí es molesto es pagar una entrada para ver a un artista tocando sólo sus nuevas canciones, sobre todo cuando éstas son imitaciones mediocres de sus viejos éxitos. Como Radiohead que dejó de tocar gran parte de su trabajo durante la década de los noventa en su última gira. El resultado fue un repertorio que no cambia mucho y muchos fans decepcionados.

4. Sólo tocar los éxitos.
La otra cara del punto número tres. Algunos artistas tienen amplios catálogos con grandes canciones, pero en sus conciertos tienden a caer de nuevo en las mismas quince que arrastran desde hace décadas. Es como comer diez tabletas de chocolate de cena; no es satisfactorio. Es necesario equilibrar. Tom Petty cayó en esta rutina durante gran parte de la década de los dos mil. Tiene suficientes canciones nuevas buenas para no hacerlo.

5. Hacer popurrís. 
Eran mucho más frecientes en los viejos tiempos, pero algunos todavía piensan que sigue siendo una buena idea hilvanar un puñado de canciones en una mezcla horrible. La única cosa peor que no escuchar una canción que te gusta es escuchar 30 segundos de ella. Es una terrible burla. Lo hace mucho Prince. Y no, no está bien.

6. Ignorar las canciones de tu anterior gran banda. 
John Fogerty salió a la carretera en la década de los ochenta y no tocó ni una sóla canción de Creedence Clearwater Revival. Vale que tenía todo tipo de disputas legales, pero lo pagó con los fans. Él recuperó la cordura a mediados de los noventa. Cuando ves en directo a alguien como Pete Townshend, Paul Weller, Noel Gallagher, Morrissey y Ray Davies, esperas que toquen un mínimo de sus grandes canciones con sus grupos anteriores. Imaginen si Paul McCartney y Roger Waters no tocan canciones de los Beatles y Pink Floyd. Sería una locura. 

7. Introducir perversos arreglos de las canciones. 
No tenemos ningún problema con los artistas que tocan las diferentes versiones de sus canciones, pero no lo hagan sólo para entretenerse. Bob Dylan lleva décadas rehaciendo sus canciones en directo. Su versión estilo Hendrix de All Along The Watchtower, tiene todo el sentido del mundo, pero ojalá se hubiera saltado la versión reggae de Don't Think Twice, It's Alright

8. Nunca variar el repertorio. 
Un concierto no debe ser como un espectáculo de Broadway. Se debe sentir como una experiencia única y diferente. Pero algunos músicos arrastran exactamente el mismo concierto durante 18 meses sin alterar una nota. El repertorio perfecto es el que está en constante evolución. Esto es particularmente duro para los seguidores que ven varios conciertos en una gira. Muchos deberían tomar nota de Bruce Springsteen y Pearl Jam, que no dan dos conciertos iguales. 

9. Hacer un solo. 
Este es un tema peliagudo, pero si no eres Neil Peart, Ginger Baker, Eric Clapton o un músico con ese nivel de genialidad nadie quiere oír tu solo. Muchas actuaciones de Aerosmith han pegado un bajón tremendo cuando Joey Kramer hace un solo de batería. John Entwistle es la única persona del planeta que podía hacer que un solo de bajo fuera entretenido, y él ya no está con nosotros. Y el solo de guitarra debería haberse quedado en los 70, con muy muy pocas excepciones. 

10. Apretar a los aficionados para sacarle cada céntimo.
Sabemos que la industria de los conciertos es un negocio y, con las ventas de discos hundiéndose por minutos, es casi el único lugar donde los artistas pueden ganar dinero real. Dicho esto: Las entradas no deberían costar más de 200 euros, a menos que los asientos estén en el mismo escenario. Los meet & greets deberían ser gratificaciones jugosas para sus fans más devotos, no una forma de estrujar más dinero de la gente (algunos incluso cobran más de 700 euros por un rápido apretón de manos y una foto). Sabemos que los vendedores de segunda mano se llevan mucha pasta por las entradas, pero la forma de parar esa práctica es usar tickets electrónicos, no equiparar los abusivos precios. Piensenlo, cobrar en exceso a sus fans es un mal negocio. Ahora que las giras son tan importantes, van a necesitar una comunidad leal que estén resentidos con ustedes por no poder mandar a sus hijos a la universidad por ir a su concierto. Avisados están.

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