460 dólares por ver al Beatle en Mayo de 2011 en Santiago de Chile y 300 euros por Michael Jackson y sus hermanos en el Madison Square Garden de Nueva York en la víspera del 11S. Ambos son los dos más grandes derroches hechos por nuestros lectores a la hora de acceder a un concierto. Tras ellos, nombres como Oasis, Muse, U2, AC/DC, Springsteen, The Police...
Paul McCartney y Michael Jackson se han situado a la cabeza de la clasificación de los mayores dispendios para música en vivo realizados por los lectores de Rolling Stone. Dos artistas suficientemente legendarios y que bien valen pagar lo que haga falta, lo máximo, lo demente, la risa floja que se desata mientras el dinero cambia de manos con pasmosa suavidad.
Tras ellos, los nombres de alguna manera esperados, como Oasis, U2, Bruce Springsteen, Muse, AC/DC y The Police, entre muchos otros. Fanatismo a flor de piel en estado puro, testosterona en esos momentos loquísimos en los que no hay amigos ni familia, esos instantes en los que deseas tu entrada por encima de todas las cosas, en los que la racionalidad queda aparcada violentamente. Ese feliz momento en el que al fin empleas tu dinero en algo bien distinto a pagar las dichosas deudas.
“Lo máximo que he pagado son 460 dólares por una entrada para ver a Paul McCartney en Chile. Valió totalmente la pena”. José Ignacio Palma Arancibia es el desprendido y generoso lector que pagó más de 350 euros al cambio actual por el concierto del Beatle el 11 de mayo de 2011 en el Estadio Nacional de Santiago de Chile ante 52,000 personas y que, según parece, colmó más que de sobra las expectativas de sus seguidores. Porque como suele decirse, ‘para todo lo demás, Mastercard’.
Juan Arroyo es otro dadivoso lector que sustrajo la nada despreciable cantidad de 300 euros a su cuenta corriente para asistir al concierto de 30 aniversario de Michael Jackson el 10 de septiembre de 2001 en el Madison Square Garden de Nueva York. Una velada durante la que desfilaron por el escenario los hermanos de Michael, Lizza Minelli, Usher y Slash, entre muchos otros, apenas unas pocas horas antes de que el 11 de septiembre pasara a ser una fecha marcada en rojo en los libros de historia. Apenas unas horas antes de que las Torres Gemelas dejaran de pavonearse en el skyline de Manhattan.
También asistió a aquel concierto (y al de tres días antes en el mismo recinto con idéntico guión) Elena Álvarez: “Si no recuerdo mal, pagué unos 200 euros por ver en dos conciertos a Michael Jackson en Nueva York en 2001”. ¿Por qué Elena pagó 100 euros menos que Juan? Cosas de negocios, sin duda.
A partir de aquí los dispendios concertiles de los seguidores de la revista Rolling Stone ya son más difíciles de clasificar, aunque la tercera posición la ocupa por los pelos Miguel Rivas, quien pagó “200 pavos por ver a Oasis en Escocia en 2008”. “Reventa que te crió. Casi muero aplastado en el concierto y acabé durmiendo en la calle con colegas. 1 de noviembre. Un frío que nunca olvidaré. El viaje más loco de mi vida”, rememora sin duda con una amplia sonrisa de satisfacción mientras los recuerdos se hacen hueco a codazos en su memoria.
Siguiendo en esta línea, el usuario de Twitter @jdon360 nos cuenta también que pagó 250 dólares (unos 195 euros) por ver a U2 en Chicago en 2009, dentro de su gira 360º, actualmente la más taquillera de todos los tiempos con 574 millones de euros. Los irlandeses aparecen bastante a partir de este punto gracias a lectores como Iván Villar (150 euros por verles en el Palau Sant Jordi de Barcelona en agosto de 2001), Antonio de la Cruz y Huete Cruz (130 euros en el Estadio Olímpico de Sevilla en septiembre de 2010), Alberto Rebollo (137 euros para estar en el Croke Park de Dublín en julio de 2009) y Julio César Escovar (100 euros en San Sebastián en septiembre de 2010).
Radiohead también aparece entre los dispendios gracias a Hugo (@HughCane), quien empleó casi 200 dólares (156 euros) por ver a Radiohead en Sudamérica. No especifica el país, pero sí recuerda que “valió la pena cada centavo” por verles en aquella gira de presentación de In Rainbows. Por su parte, @gancita4321 nos cuenta que puso sobre la mesa 190 dólares (148 euros) por ver a Noel Gallagher en Australia, y apostilla: “Tenía que verlo bien de cerca”.
En este punto aparecen Muse a través del triste mensaje de Yúlia Timergazina, quien se gastó 150 euros para conseguir su entrada para el concierto del trío el pasado mes de octubre en el Palacio de los Deportes de Madrid, recital al que finalmente no pudo asistir. Diego García Vega aparece para poner una sonrisa al rememorar que él pagó 100 euros por ese mismo concierto y, por el contrario, sí que pudo ir.
Otros 150 euros de ida y vuelta empleó Carlos Fernández en una entrada para ver a Joâo Gilberto “hace 3 o 4 años”. De ida y vuelta porque el músico “canceló por enfermedad” y le devolvieron el dinero.
Lali Buckets cuenta también que pagó 122 euros por ver a Keane en Paraguay en agosto de 2012 y no duda al afirmar que los volvería a pagar, puesto que “fue un show genial”. Una cantidad muy similar a la que desembolsó @anna_reckless por asistir al concierto de Lady Gaga en 2010 en el Palau Sant Jordi de Barcelona (120 euros, concretamente). Otros fans de Gaga pagaron 100 euros (Eloy Andrés Perales, por ese mismo recital en la Ciudad Condal) y 55 euros (Sue Rocks, por verla en el Palacio de los Deportes de Madrid en la misma gira).
Siguiendo con cantidades de tres cifras, Mar Cortés pagó 150 euros por ver a Tom Waits en Barcelona, mientras que Alberto García Gómez hizo lo propio con 125 euros por verle en San Sebastián (“hoy no podría permitírmelo”, confiesa), mientras que Eduard Montserrat empleó 115 euros para ver a The Police en 2007 en Barcelona.
La lectora Ally Strange no tuvo más remedio que pasar por la siempre polémica reventa para comprar por 120 euros un boleto para ver a AC/DC en junio de 2009 en el estadio Vicente Calderón de Madrid, “porque en tres horas se agotaron las entradas, pero mereció mucho la pena”. No son pocos los lectores que tienen a los australianos como su mayor gasto por un concierto, como David de Vega (61 euros), Miguel Ángel Suárez (61 euros, “primera y última vez”), Alfonso de Ville (80 euros y “mereció la pena, supongo”) y Katbass (75 euros, “dinero muy bien invertido”). “Pagué 72 eurazos más viaje en coche de ida y vuelta de 11 horas con los mejores amigos para ver a AC/DC en Sevilla”, dice encantado de la vida Alberto Pena Novo.
Bruce Springsteen por supuesto también aparece en esta clasificación, con Alicia Subtil recordando los 115 dólares (90 euros) que pagó por verle en el Madison Square Garden de Nueva York en abril de 2012. Los mismos 90 euros que pagaron varios de los lectores por verle el pasado verano en el estadio Santiago Bernabéu de Madrid, o los 70 que empleó Pablo Gómez Garrido, de los cuales no malgastó “ni un solo céntimo”, según sus propias palabras.
No faltan aquí tampoco los Rolling Stones con los 95 euros que pagó Fran J. Hernández por verles en Benidorm en el año 2003 (tan sobrado va que incluso recalca que “hubiera pagado más”). “Pagué 75 euros por ver a los Rolling Stones en el Calderón en 2007. Me quedé sin entradas pero un amigo me regaló dos la noche antes por mi cumpleaños”, relata Juan David Barrios, quien por otro lado, por tanto, no pagó por este recital gracias a un amigo benefactor de los que bien merecen la pena.
Salvador Mira desembolsó 90 euros por ver a Leonard Cohen en Valencia pero el artista “se desmayó en la cuarta canción, Bird On a Wire”, por lo que les devolvieron el dinero. Por su parte, Gustavo Ramírez invirtió 95 euros “en el Touring The Angel de Depeche Mode en 2006”, mientras que Peter Marsalis empleó 74 euros en Coldplay en Barcelona en 2009. También por Depeche Mode gastó 53 euros Mauricio Campos en Buenos Aires, “más el viaje… pfff, mucho”.
“Yo por mi parte dejé de asistir a conciertos en el momento en el que las entradas superaban los 40 euros, así que pueden imaginar la cantidad de años que hace que no veo a un megafamoso. Primero hay que comer”, sentencia Tomás Izquierdo, quizás poniendo algo de cordura en todo este desenfreno de cifras sin control. Aunque en realidad hay que poner en valor que muchos de los comentarios de los lectores de Rolling Stone, aún admitiendo las cantidades desorbitadas, incluyen un adorable “pero lo volvería a pagar, mereció la pena”. Cosas de simpáticos musiqueros, tan peligrosos como deliciosos.
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