Artista: Yes
Álbum: Heaven & Earth
Fecha Lanzamiento: 16-Jul-2014
Disquera: Frontiers Records
País: Reino Unido/Estados Unidos
Calificación:
Músicos:– Jon Davison: Voces y coros; guitarra acústica en temas #1 y #6– Steve Howe: Guitarras acústicas y eléctricas, coros
– Chris Squire: Bajo y coros
– Geoff Downes: Teclados y efectos
– Alan White: Batería y percusión
Género: AOR, Soft Rock, Rock Progresivo.
Grabado entre el 6 de Enero y 14 de Marzo de 2014 en los estudios Neptune de Los Angeles, California, Estados Unidos.
Mezclas y sonido: Billy Sherwood.
Masterizado: Maor Appelbaum.
Producido: Roy Thomas Baker.
Fuente: Portal Esquizofenia
Es complicado, sin duda, hablar de un disco de Yes y evitar las críticas de los seguidores más fieles de una banda mítica que sin duda es ésta. Hicieron historia, cambiaron el significado del rock sinfónico y todos les amamos… pero están muertos. Y punto. Vayamos por puntos. Este disco sobraba. Si algunos lloraron de pena con su antecesor, ‘Fly From Here’ (2011), tres años después se demuestra el dicho de ‘otro vendrá que bueno te hará’.
Ese disco fue una obra de retazos, tremendamente irregular y floja, con un Benoît David puramente testimonial y ahora llega otro vocalista y otro supuesto nuevo espíritu que jamás se refleja. Tiene temas salvables, como la canción que presentaron antes que nada, ‘Believe Again’, bonito título que parece que invita a la ilusión para volver a creer en ellos como banda. Buena idea pero vacía, porque más allá de este tema no hay nada en ‘Heaven & Earth’ realmente interesante.
Y creanlo, ni siquiera es una mordaz crítica a Yes. Que vivimos en un planeta medio-libre. Que cada uno puede editar el disco que le dé la gana y cada uno puedo comprarlo según le vaya. Hoy en día hay recursos suficientes como para evitar sorpresas y en pleno siglo XXI no vale el argumento de ‘me han engañado’, o ‘menuda estafa’. Uno puede escuchar el disco antes y luego comprárselo sabiendo qué encontrará. No nos engañemos y no me hagan hablar de cómo conseguirlo.
Visto así, ¿Para qué sufrir o criticar en exceso a estos hombrecillos que en su día fueron dioses llamados Yes? Hay bandas a decenas llenas de ilusionantes carreras, porvenires prometedores y discazos frescos que catar y con los que gozar. Está claro que Yes hace como los futbolistas cuarentones, que disputan partidos amistosos a modo de gala benéfica para entretenerse y volver a sentir las espinilleras, las botas y demás accesorios otra vez, rememorando su juventud. Para mí es el caso de Yes o de otras bandas veteranas que ‘juegan’ a que siguen siendo bandas en activo y que pueden aportar algo al mundo de la música rock. Allá ellas. No hacen daño a nadie, leches, y además ilusionan a muchos. Dejémosles en paz.
Ahora, habiendo aclarado todo esto, toca hablar, sí, de ‘Heaven & Earth’. Terrible. Algunos piensan que Geoff Downes es precisamente de lo poco salvable, y que aporta algo. Para mí es terrible, como casi siempre lo fue con Asia y con cualquier otro proyecto. Sus teclados suenan a organillo de feria ochentera o noventera y ensucian las versiones de clásicos de Yes en los conciertos. Y en estudio tampoco hay nada que salvar. Como siempre, veo a Steve Howe, ese mito vivo de la guitarra, como la mínima cosa interesante de este álbum flojo a más no poder.
Como decía, abre el disco de forma ilusionante una bucólica pieza llamada ‘Believe Again’ que muchos ya conocen porque la ofrecieron como sencillo de promoción y la verdad, es buena. Jon Davison no me gusta nada como vocalista, ya que precisamente intenta ser un Jon Anderson y se queda a media legua de Benoît David. La escuela ‘andersoniana’ echada a perder por meros imitadores sin carisma ni nada que aportar. El tema, pese a todo, gustará a los clásicos.
Ya en esta canción y como se podrá apreciar en todo el disco, lo que acompaña a la mala composición y flojo valor de sus temas es la pésima producción realizada por Roy Thomas Baker (Queen, The Cars, The Darkness, The Smashing Pumpkins…), que junto a Billy Sherwood como mezclador e ingeniero de sonido traman un catastrófico resultado para Yes, ya que suena a disco soso, vacío, sin apenas matices y atmósferas, casi propio de un pop noventero sin gracia ni aliño a rock setentero. La batería de Alan White suena a chiste y tampoco es que el bajo de Squire pueda brillar mucho, como en otros tiempos donde era un auténtico monarca entre las canciones de Yes.
‘The Game’, segundo tema, es un típico mediotiempo de Yes, alegre y naïf, como siempre lo ha sido su música, pero sin aportar un gran brillo. Aún así, se deja oír, sobre todo por las notables guitarras de Howe y algún detalle de White. Pero vamos, que nadie espere una maravilla. Simplemente mantiene el nivel, algo que empieza ya a decaer con el tercer corte, ‘Step Beyond’. Se trata de una vergonzosa composición que arranca con unos teclados patéticos de Downes, que parecen sacados de un videojuego noventero de Sega, con sus compositores japoneses dándolo todo para las consolas. El tema no hay por donde cogerlo, realmente. Ni merece más descripciones, ya que es un caos sin lógica ni gusto musical.
‘To Ascend’, cuarto tema, lo salva Howe con un solo de inicio abrumador, mágico y onírico. No lo estropea Davison con una bonita voz cuyos versos son doblados por una guitarra tranquila y acústica, con Squire intentando no estropearlo de fondo. Luego el tema se va perdiendo en un ritmo popero propio de música comercial, pero no es nada malo, pese a todo. Parece que pusieran los títulos de las canciones a propósito y con mensaje sobre la calidad de cada uno de los temas. Decente tema que gusta bastante. La pena es que la segunda canción más corta del disco. Curiosamente Howe no es compositor en este tema.
Ya después encontramos ‘In a World of Our Own’, terrible tema medio folk medio pop que a veces parece sonar a los Beatles, otras a un soul-blues, y en otras a una fan-band. Prescindible. Después le sigue ‘Light of The Ages’, único tema que está compuesto tan sólo por Davison, así que se puede ver como la aportación personal más destacada en este disco como debutante. Se compone de una interesante intro de guitarras y teclados oníricos y con mucha distorsión, que busca el sonido japonés que Howe sacaba a su extraño instrumento a modo de guitarra tumbada, sólo con los trastes y las cuerdas. No es mal tema este ‘Light of the Ages', un melancólico pasaje de emociones que Davison ha aportado como algo más rico, desde luego, que la mayoría de temas de este álbum.
Quedan dos temas y dos malas noticias. Y es que el séptimo tema es ‘It Was All We Knew’, compuesto únicamente por Howe, y no nos encontramos joya alguna, lo cual ya es una decepción en sí mismo. Es el corte más breve del disco, de apenas 4 minutos y 13 segundos, y es un compendio de distintos estilos: Yes, Simon & Garfunkel y, de repente, unos riffs de guitarra blues que no pegan nada con el resto. El estribillo es una verdadera pena, con toques folk renacentista. Tremendo. Para mal, claro.
El final es una pieza de algo más de 9 minutos, ‘Subway Walls’, que promete mucho por este dato como por su inicio de música clásica y épica, donde los teclados de Downes son bastante decentes aunque con un sonido muy propio de la pompa ochentera, sin calidad en la elección de las capas y los efectos. Él y Davison los compositores. Tras la aceptable intro el tema viaja a una incomprensible parte vocal que quiere imitar los tiempos de sus inicios, pero sin acierto ni calidad, lógica o mesura. Los solos intermedios son tediosos y en general estos 9 minutos pasan como auténtica ventolera.
Hace falta decir poco a modo de conclusión. Quien quiera seguir gozando de esta gran banda que fue en su día, que lo haga gozosa y libremente. Y que acuda a sus conciertos y disfrute, sobre todo, de sus viejos éxitos. Y por supuesto, quien se harte de estos veteranos que quieren seguir aportando algo y ofrecen poco, que también opten por su camino. Sólo se puede decir que no es un disco malo. Pero no aporta realmente nada. Nada. Ni es progresivo, ni sinfónico, ni Aor… ni todo junto ni nada de ello sólo. Viejos aromas de un pasado que no volverá. Esta vez no mola ni la portada de Roger Dean…
Es normal que los seguidores de Yes deseen una reconciliación de estos Yes con Jon Anderson cuanto antes e intenten limpiar el nombre de la firma antes del caos absoluto y de que sea demasiado tarde. ¿O ya lo es?
Calificación: 6/10
- Muestra de ‘Heaven & Earth’:
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