jueves, 7 de agosto de 2014

Especial años 90 | El dance, ¿Cultura de club?


Fuente: Rolling Stone
A mediados de aquella década, se llegó a afirmar que el techno era la nueva izquierda política.

En un memorable artículo publicado en la revista Ajoblanco a mediados de aquella década, se llegó a afirmar que el techno era la nueva izquierda política. Hasta ese punto llegó el fervor por aquella incipiente escena electrónica underground, que recogiendo los postulados del techno de Detroit, del house de Chicago y de la alargada y perenne sombra de Kraftwerk, convirtió la cafrada aquella de las raves y el verano del amor (1989) en algo con vocación de verdadera y sólida revolución, incluso con su vertiente sociopolítica y sus manifiestos.

En clubes de todo el mundo y en espacios de misticismo global como el londinense Ministry Of Sound o el berlinés Tresor, se luchaba cada fin de semana por terminar con la dictadura de la caduca estrella del rock, se democratizaba la fiesta y se presentaba al DJ como verdadero artista. A finales de la década, toda esa explosión de creatividad y feliz anarquía derivó en conversión del pinchadiscos en superestrella, en la masificación definitiva de Ibiza.

Hoy, visto con distancia, es inevitable pensar en que aquella revolución terminó como casi todas: Con marcas y empresarios capitalizando su potencial consumible, con un público masivo y acrítico disfrutando de lo que piensan que es lo que toca hacer en ese momento, y con una élite nostálgica dispuesta a aprovechar cada momento para recordar cómo hace 20 años todo era más divertido (y más barato).

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