Fuente: Rolling Stone
De Keith Richards a Ozzy, pasando por John Frusciante, Slash y Eric Clapton
Muchos son los mártires del rock que se convirtieron en leyendas con sus prematuras muertes, motivadas por insoportables excesos con sustancias líquidas, sólidas y gaseosas.
Pero, por fortuna, son aún más los músicos que fueron capaces de sobrevivir a fiestas interminables, abusos exagerados, desórdenes amorales y sesiones de frenético libertinaje.
De Ginger Baker a Keith Richards, pasando por Ozzy Osbourne y John Frusciante, a continuación, seleccionamos a una quincena de iconos inmortales del rock, que aún en la actualidad siguen ofreciendo conciertos como hombres hechos y derechos que nunca han roto un plato.
GINGER BAKER
Considerado por muchos como el primer baterista estrella de la historia del rock, el aporreador de supergrupos como Cream y Blind Faith hizo todo lo posible por castigarse durante los sesenta y los setenta. De hecho, una vieja encuesta de la época le señalaba como el artista con menos probabilidades de sobrevivir a los sesenta, pero lo cierto es que tras dejar la heroína en 1981, vivió un tiempo en Italia cultivando aceitunas. Eso fue antes de trasladarse a un rancho en Sudáfrica, que recientemente abandonó para mudarse al condado británico de Kent. Y hace unos días actuó en Madrid con su banda de jazz como si tal cosa.
KEITH RICHARDS
“En 1973 el New Musical Express sacó una lista con las diez estrellas del rock que era probable que murieran pronto, y me colocó en el número 1. ¡Fui número 1 en esa lista durante 10 años! Es la única lista en la que he estado diez años el número 1. En cierto modo me siento orgulloso, porque no creo que haya nadie que haya ocupado esa posición tanto tiempo como yo. Finalmente caí hasta el puesto 9 y pensé, ¡ay Dios, todo ha terminado”, cuenta el propio Keith Richards en su autobiografía Vida. Pero estamos ya en 2014 y ahí siguen el guitarrista y el resto de los Rolling Stones, de gira por los estadios de medio mundo.
DAVID CROSBY
Puede que cuando uno se genere un agujero en el tabique nasal deba comprender que ha llegado el momento de dejar ciertos hábitos cuanto menos nocivos. Pero eso no va con David Crosby, quien llegado a ese punto en los locos setenta, decidió comenzar a fumar la cocaína, llegando al extremo de prenderse fuego a sí mismo. Tras acabar entre rejas a mitad de los ochenta por posesión de sustancias ilegales, entró a rehabilitación para controlar sus tendencias adictivas. Será la edad o la lección aprendida, pero desde entonces ha estado mucho más tranquilo… aunque en 2004 fue detenido por posesión de armas y de marihuana.
LEMMY KILMISTER
Recientemente, el líder de Motörhead ha estado una buena temporada fuera de juego por sus problemas de salud. Una temporada de reposo que no es de extrañar si se tiene en cuenta que se ha tirado décadas bebiendo una botella de Jack Daniel’s al día y fumando decenas de cigarrillos al día, así como probando todo tipo de drogas (principalmente speed). Cuando en los ochenta quiso cambiarse la sangre, el médico fue claro: “Tu organismo es tan tóxico que si entran glóbulos limpios, morirás”.
OZZY OSBOURNE
Cualquiera que haya leído las memorias de Ozzy sabe perfectamente que el cantante está hecho de una pasta diferente a la del resto de los mortales. Sólo así se entiende que siga entre nosotros un tipo que esnifaba filas de hormigas y se bebía su propia orina en plena farra, sencillamente por el placer de hacerlo. Eso por no recordar sus centenares de adicciones a todo tipo de sustancias, por lo general cuanto más ilegales mejor.
BRIAN WILSON
Las drogas casi acaban con uno de los mayores genios creativos de la música pop estadounidense del siglo XX, obsesionado con competir con los Beatles. El álbum ‘fantasma’ Smile (no publicado en 1966, hubo que esperar hasta 2005) estuvo a punto de enterrarle y ahí comenzaron sus litigios con las drogas (“Cuando eres millonario puedes permitirte gastar todo el dinero que quieras en drogas en cualquier momento”) y con cierta inestabilidad mental (“Las voces en mi cabeza me dicen cosas y tengo que decirles que no me hablen, es una pelea constante”). Tras años de entradas y salidas (ahora vuelve a estar fuera), se enroló en 2012 en la gira de 50 aniversario de sus Beach Boys.
SLASH
“Quince años de alcohol y drogas inflaron mi corazón al punto de explotar. Cuando finalmente me internaron, me dijeron que tenía seis semanas de vida. Han pasado muchos años desde entonces y esta pequeña maquina ha salvado mi vida mas de una vez”, relata Slash en sus memorias al hablar sobre los pinchazos que sentía en el corazón y que felizmente se regularon cuando los doctores le implantaron en 2001 un marcapasos de 8 centímetros para regular su ritmo cardíaco.
NIKKI SIX
Supongamos que son los años ochenta, eres un Dios del Sunset Strip de Hollywood y básicamente haces lo que te da la gana. No son pocos los que caben en esta descripción generalista, como por ejemplo todos los miembros de Mötley Crüe, pero hay que concretar que en realidad queremos hablar del bajista de la banda, Nikki Six, quien debido a su devoción por la heroína, terminó técnicamente muerto durante unos minutos una noche descontrolada cualquiera. Por fortuna para él, un fan de la banda que andaba por allí le revivió con dos inyecciones de adrenalina en el corazón. La autobiografía del grupo es lectura obligada, entre desoladora y destornillante. La canción Kickstart My Heart va sobre el ‘episodio Nikki’ y, por cierto, la banda anda enfrascada en su última gran gira de despedida.
JOHN FRUSCIANTE (y ANTHONY KIEDIS)
El genial guitarrista abandonó Red Hot Chili Peppers en plena gira de presentación de su aclamado Blood Sugar Sex Magic en 1992. Después prosiguió su carrera como solista mermado por depresiones y adicciones que incluso le llevaron a perder casi todos los dientes por una infección en la mandíbula. También perdió su colección de guitarras en un incendio en su casa. Desde el mismísimo fondo del abismo decidió cambiar su estilo de vida y en 1998 regresó a sus Red Hot para facturar su exitoso Californication de 1999. Ahora vuelve a estar fuera de la banda, pero se mantiene en solitario experimentando, investigando y colaborando con amigos como Omar Rodríguez-López de The Mars Volta.
Ya que hemos hablado de Red Hot Chili Peppers, huelga apuntar que su vocalista Anthony Kiedis también ha tenido a lo largo de los años una relación realmente complicada y tormentosa con las drogas, tal y como él mismo cuenta en su autobiografía Scar Tissue, con episodios ciertamente preocupantes, como cuando el propio Frusciante, Flea y Chad Smith tuvieron que sacarle de un cochambroso motel en el que se había recluido con nada buenas intenciones durante las sesiones del mencionado Californication. Pero ahí sigue aparentemente pletórico físicamente a sus 51 años.
IGGY POP
A pesar de ser pioneros del punk rock y estar de alguna manera predestinados a cambiar las reglas del juego, The Stooges se fueron al garete debido al vicio de Iggy Pop (y del resto) con la heroína. Seguramente la separación de la banda le salvó la vida, pues todos juntos pasaban semanas drogándose en un apartamento de Detroit y jugaban a lanzar las gotitas de sangre resultantes de los pinchazos por todas partes y dejar que se secaran. Iggy Pop pasó una temporada en un hospital psiquiátrico antes de exiliarse en el segundo lustro de los setenta con David Bowie en Berlín para desintoxicarse, a base de leche y cocaína, parece ser. Pero la dieta funcionó y en 1977 regaló al mundo sus discos The Idiot y Lust for Life, y aparentemente recondujo sus peligrosos y dañinos hábitos, al menos hasta cantidades ‘relativamente lógicas’.
ERIC CLAPTON
El guitarrista inglés está a punto de cumplir 70 años y ya ha dicho en un par de ocasiones que está cansado de girar por todo el mundo. Pero la noticia no es esa, pues ya ha pasado la edad aconsejable de jubilación. La noticia es que haya llegado en buena forma hasta 2014, pues durante los sesenta y los setenta hizo todo lo que pudo por autodestruirse con cantidades insoportables de drogas (16,000 dólares a la semana en heroína, cuenta la leyenda) y alcohol. ¡Llego incluso a dar un concierto tumbado en el suelo, cantando y tocando!
BOB DYLAN
Dylan probó de todo durante los sesenta. Anfetaminas, marihuana, LSD, alcohol, cocaína y heroína. “Estuve en la carretera durante cinco años. Eso me agotó.Tomaba drogas y todo tipo de cosas. Todo tipo de cosas sólo para seguir adelante, ¿sabes? Y no quiero reandar ese camino otra vez”, declaró en 1969 a Rolling Stone. De aquella época hay varios documentos delatores, como un vídeo charlando erráticamente con John Lennon en un taxi, y otro cantando una canción de Hank Williams con Johnny Cash en un camerino en Cardiff en 1966.
PETE DOHERTY
“Me encantaría alejarme de las malditas drogas. Ya no es divertido. Más bien al contrario, es una mierda y mata toda mi creatividad. Pero es difícil parar… y eso que mi vida pasada es una completa pérdida“, ha dicho recientemente un Pete Doherty asombrosamente centrado gracias a la reunificación de su banda The Libertines. Deseamos que siga en esta senda, dejando atrás años de superávit de autoflagelación.
BILLIE JOE ARMSTRONG
En septiembre de 2012 el líder de Green Day explotó en plena actuación cuando los organizadores del iHeart Radio Show de Las Vegas le dijeron que tenía que cortar su actuación antes de lo previsto. Borracho y rebosante de pastillas (recetadas por un doctor), estrelló su guitarra contra el suelo, dijo de todo en el micrófono y se largó del escenario. Apenas unas horas después entraba en la dichosa rehabilitación y desde entonces se ha mostrado en plena forma.
SEBASTIAN BACH
El que fuera vocalista de Skid Row, ahora con una asentada trayectoria en solitario, ha reconocido en una reciente entrevista con MikeJamesRockShow.com que ha decidido dejar el alcohol: “He bebido cada noche durante probablemente los últimos 25 años. Todas las malditas noches. Y me encantaba. Pero llega un momento en el que tienes que decidir si quieres estar aquí por mucho tiempo y tratar de ser el mejor. Yo quiero ser lo mejor que pueda ser, que es mucho. Me siento mejor y tengo mejor aspecto“. Nos alegramos por Sebastian, quien sin duda todavía tiene muchas canciones que cantar con su portentoso chorro de voz, pues nunca es tarde para encontrar el camino. Y eso lo saben todos los protagonistas de esta agotadora colección de excesos.
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