miércoles, 6 de agosto de 2014

Especial años 90: el año 1993


Fuente: Rolling Stone
Se estrenó 'Parque Jurásico', el disco más vendido fue la banda sonora de 'El Guardaespaldas' y murió River Phoenix.

Cada década dura diez años.

Lo sabemos hasta los de letras. Pero cada década tiene un año que la define. Los 60 tienen el 68 en lo político y emocional y, probablemente, el 64 o incluso el 66, en lo musical. Los 70 cuentan con el 73 en lo económico (crisis del petróleo) y el 76 en lo revolucionario y musical. El punk. Los 80 se debaten entre el 84 (Live Aid, segunda invasión musical británica de Estados Unidos) y el 89, con su caída del muro y el advenimiento de la nación alternativa de la mano de los primeros éxitos casi comerciales de Pixies y Sonic Youth. La década de los 90, en cambio, sólo tiene un año, y es 1993. Entonces se estrenó Parque Jurásico. Pero también ¿A quién ama Gilbert Grape? El disco más vendido en Estados Unidos fue la banda sonora de El Guardaespaldas, seguido por uno de Kenny G. En Reino Unido, dominaron las listas Meat Loaf y R.E.M. Murió River Phoenix. A Nelson Mandela le concedieron el Nobel de la Paz.

En abril, una portada de la revista británica Select aparecía adornada con una imagen de Brett Anderson, líder de Suede, y una leyenda memorable:‘Yanquis, marchar a casa’. Se venía el britpop, se venía el trip hop, se venía Tony Blair. Pero los yanquis no se fueron a ningún sitio. Cinco meses más tarde, Nirvana grababan su Unplugged para la MTV, que un año más tarde sería editado en formato CD y despacharía 25 millones de copias. Durante 1993, pues, pasó de todo y sólo hoy parecemos capaces de realmente descifrar el significado de algunas de esas cosas. Ese año será recordado como aquel en el que se acabó la inocencia, en el que los grandes sellos se hicieron con las indies en cuyas filas militaban los artistas que pertenecían a esa nueva e infalible marca creada por la MTV: La nación alternativa. Fue el año en que Harmony Korine escribió Kids y el de la primera colección grunge de Marc Jacobs, algo que hoy casi nos parece una mera excusa para la última colección grunge del diseñador, que fue la de la pasada temporada primavera/verano. Vivimos un revival de los 90, porque no tenemos más que recuperar.

En 1993 se acabaron los 80 definitivamente y arrancó una década que será recordada como la última en la que pasó algo nuevo de verdad y, a la vez, por ser la primera en que vender algo viejo resultó rentable y masivo. 1993 es el ejemplo de todo eso. De la ambición de lo alternativo por hacerse con el poder y de la voracidad del poder por fagocitar lo alternativo y regurgitarlo en forma de rebeldía embotellada. El año en que empezó y acabó todo. Perdimos la inocencia, y en Nueva York, la ciudad en la que todo había sucedido durante el siglo XX, escogieron a un alcalde llamado Rudolph Giuliani, que se pasó el resto de la década satinándola y preparándola para el siglo XXI, cuando lo más visitado de un museo es la tienda, lo más popular en un concierto está en Instagram, lo más destacado en un bar es su menú y lo más interesante del barrio al que te mudes es su Starbucks

En 1993 poco fue realmente brillante, pero mucho sí fue relevante. Ocho años más tarde, dos aviones se estrellarían contra las Torres Gemelas de aquella ciudad y el hombre que destruyó la espontaneidad y el underground, que trajo la gentrificación y la cultura de la celebrity, fue saludado como un héroe y no como el villano que fue. Si los 80 terminaron en el 93, los 90 murieron en septiembre de 2001.

A veces, las décadas no duran diez años.

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