viernes, 6 de octubre de 2017

La nueva ola de U2

Una crisis personal ha inspirado su nuevo e intenso álbum.

Fuente: Rolling Stone

<p><b>BEAUTIFUL DAY</b> “Quería que la gente que amo supiera exactamente cómo me sentía”, dice Bono.</p>

Los últimos tres años fueron un reto para U2. Desde la violenta reacción que recibieron por regalarle Songs of Innocence a cada usuario de iTunes en 2014, hasta el devastador accidente ciclístico de Bono, en el que sufrió varias fracturas y le destrozó el brazo izquierdo. Pero esos contratiempos no se comparan con la otra crisis que Bono enfrentó el año pasado. “Tuvo un encuentro con la mortalidad”, dice The Edge, que se toma su tiempo para escoger las palabras (la banda no profundiza sobre este tema). “Él tuvo un momento difícil que se reflejó en muchas otras cosas”.

El episodio provocó que la banda reconsiderara Songs of Experience, el complemento de Songs of Innocence, en el que ya habían trabajado por más de dos años. El resultado fue un poco menos pulcro que el de su compañero, en búsqueda de una fórmula más clásica: guitarras rockeras y baladas reflexivas. “En el fondo de su cabeza él pensaba: ‘Si no estuviera aquí, ¿qué quisiera dejar atrás?’”, dice The Edge. Y Bono añadió: “Quería que la gente que amo supiera exactamente cómo me sentía. Muchas de las canciones son como cartas, cartas para mi esposa Ali y otras para mis hijos”.

Otra razón por la que Bono dice que el álbum se demoró fue la política. “Por primera vez en muchos años, tal vez en toda nuestra vida, la moral universo, como el Dr. King solía llamarlo, no se inclina hacia la dirección de la rectitud, la justicia y la equidad”, dice. Después de la elección de Trump en noviembre, tuvieron que repasar algunas canciones. The Blackout pasó de ser una historia de un “apocalipsis personal” —como lo llama Bono— a una distopía política (“Una gran boca le dice a las personas que ellos no quieren la libertad gratis”, grita). Y escribió la inquietante Summer of Love después de ver un reportaje de CNN sobre una persona en Aleppo, Siria, que cuidaba su jardín en la mitad de la guerra. “Bono estaba muy inspirado por su resistencia”, dice The Edge.

En los últimos años el grupo evitaba las declaraciones públicas sobre política, pero Bono dice que las cosas han cambiado: “Siempre he creído en trabajar al otro lado del pasillo como un activista contra la pobreza, pero esto no se trata de la izquierda o la derecha. Hay un acosador encima del buen púlpito, y el silencio no es una opción”.

U2 trabajó con un equipo de productores en los tres años del proceso, incluyendo a Jacknife Lee, Andy Barlow, Ryan Tedder, Jolyon Thomas y Steve Lillywhite. Según The Edge, cada uno fue convocado con un propósito en específico, desde el sentimiento de Lillywhite para los arreglos de la banda hasta la “fascinación por la producción hip hop” de Lee. Aunque el gran equipo parece excesivo, la banda estaba tratando de capturar la energía de sus conciertos. Bono recuerda un momento clave: cuando U2 se tomó un descanso de la grabación y se reunieron en su sala de ensayo para tocar las canciones en vivo. “Podíamos reducirlas a lo más esencial sin la ayuda de un estudio y podíamos saber qué era lo que teníamos”, dice. “Aprendimos mucho de las canciones, y eso nos ayudó a que fuera coherente”.

Caminar por la brecha entre el U2 de antes y el rock moderno fue un gran reto. “Necesitamos asegurar que hacemos parte de la cultura musical actual en términos de producción, composición y estructura melódica”, dice The Edge. A veces, el grupo grababa versiones vintage y modernas de la misma canción para tomar una decisión. “No queremos ser percibidos como —y no queremos sonar como— una presentación que no está al tanto de la cultura de hoy en día. Es un equilibrio”, concluye The Edge.

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