El maestro y genio que siempre creyó en el rock & roll escribió y compuso música hasta el día de su muerte.
Fuente: Rolling Stone
Antes de su partida, la leyenda del rock & roll emprendió un tour por Reino Unido, Estados Unidos y Canadá con The Heartbreakers, celebrando los 40 años de la banda. Cerraron la gira de 53 conciertos con una memorable presentación en Los Ángeles en el Hollywood Bowl, unas semanas antes de despedirse del mundo por una insuficiencia cardiaca.
Junto a Bob Dylan y Bruce Springsteen, entre otros cantautores que marcaron los 70 con sus metafóricas y románticas letras, Tom Petty fue un artista honesto y perfeccionista, que solo tenía cabeza para una cosa: escribir y componer música. Mantenía intacta su voz y su particular sonrisa, y sobrellevaba la vida con una energía vivaz, a pesar de sufrir un dolor de cadera silencioso que lo afectó en los últimos meses de su vida. Petty insistía con que enfrentaría esa molestia después de la gira, y según su mánager Tony Dimitriades —quien le decía que no podía continuar así— el cantante respondía: “¿Por qué no puedo seguir? Lo haré desde una silla si es necesario”.
Creyó en el poder de la música, al punto de convertirse en uno de sus referentes más grandes, no solo para el público sino también para sus colegas. “No lo podíamos creer. Éramos de la misma generación y comenzamos al mismo tiempo. Y cuando viví en California, llegué a conocerlo muy bien. Era un tipo adorable que amaba el rock & roll y surgió a pesar de las dificultades”, dijo Springsteen después de conocer la triste noticia.
Thomas Earl Petty nació el 20 de octubre de 1950 en Gainesville, Florida. A muy temprana edad un suceso cambió su vida y detonó el inicio de su carrera musical: la visita de Elvis Presley a su ciudad natal. Gracias a una tía que trabajaba con el Rey en un set de su película, Petty conoció a su ídolo, quien solo le dijo: “Hola, ¿cómo estás?”. Según él, Elvis le “cambió la vida”.
En 1965 saltó a la tarima para su primer concierto con The Sunflowers teloneando a The Beach Boys, junto a otras bandas británicas como The Zombies y The Searchers. Unos años después conoció al guitarrista Michael Campbell y comenzaron a tocar con Mudcrutch, grupo al que más tarde se uniría el teclista Benmont Tench. “Nos conectamos de inmediato, como si ya nos hubiéramos conocido”, dijo el guitarrista.
Depot Street de Mudcrutch fue un gran éxito para Shelter Records, y trajo dos consecuencias: la separación del grupo y la contratación de Petty como solista en la disquera. Aun así, llamó a Campbell y a Tench para que lo acompañarán con un grupo bajo el nombre Tom Petty and The Heartbreakers, en el que tocaban las canciones de su autoría. “Mike y Benmont son personas buenas e inteligentes. No les molestó la decisión”, dijo.
La banda se propulsó con Damn the Torpedoes y se convirtió en un extraño fenómeno del rock: fue aclamada por la crítica, vendió millones (recomendamos Full Moon Fever, un disco tan sólido como exitoso) y compuso sencillos que marcaron a varias generaciones.
La década de los 90 fue difícil para Petty, con un divorcio que significó un decaimiento musical, emocional y comercial. “No fue el mejor periodo de mi vida. Pero ya lo superé y me recuperé”, confesó en 2006.
Petty acompañó a Bob Dylan en sus giras; grabó dos discos de The Traveling Wilburys (el supergrupo en el que compartió con Dylan, George Harrison, Jeff Lynne y Roy Orbison), con los Heartbreakers apoyó a Jhonny Cash en Unchained de 1996, entre muchas otras colaboraciones.
Campbell lo ha descrito como un tipo “muy inteligente, una de las personas más divertidas que he conocido, y tenía un buen corazón”. Una noche, en medio de una gira difícil, Petty se acercó a Campbell en medio de una canción. “Se paró a mi lado y dijo: ‘Recuérdalo, acá arriba nadie puede tocarnos’”.
Para Petty nunca fue suficiente. Escribió música sin descanso y fue uno de los abanderados del género de los 70. Bandas como U2, Wilco, Red Hot Chili Peppers, Coldplay, Fleet Foxes y The War on Drugs rindieron tributo tras la dolorosa partida.
Su presencia en la radio ha sido casi obligatoria y, aunque en México solo resuenan clásicos como Free Fallin’, I Won’t Back Down o American Girl, será siempre uno de los más grandes en la historia del rock mundial.
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