“Escuchar a Motörhead implica mancharte las manos de grasa, aceite y queroseno, el puño de Lemmy se te estampa en la cara varias veces por minuto, pero ese dolor anfetamínico revive cuerpos”
El reciente fallecimiento de Phil “Philty Animal” Tayor, batería de la época clásica de Motörhead, lleva a Juanjo Ordás a repasar su buen hacer en la formación y los discos más brillantes de la banda.
Fuente: Efe Eme
Texto: JUANJO ORDÁS.
Hace unas semanas fallecía Phil “Philthy Animal” Taylor, batería de la etapa clásica de Motörhead. Un gran batería, que nadie lo dude. Nunca consideré a Motorhead una banda de heavy metal, aunque incluso ellos hayan abrazado la etiqueta sin complejos.
Pienso que en líneas generales son una banda de rock and roll anfetamínico y postapocalíptico. No sé, por ejemplo, escuchas su himno ‘Ace of Spades’ y no deja de ser un rock and roll aceleradísimo. Su rollo metálico llega especialmente en los medios tiempos pesados tipo ‘Orgasmatron’ y ‘Metropolis’, pero creo que es erróneo identificar el punto épico de esas canciones con el heavy metal, tratándose más bien de una proyección del antedicho componente postapocalíptico, algo más cinematográfico que estrictamente sonoro.
Cualquier oyente habitual del rock puede disfrutar de varios de los discos que Motörhead grabaron con Phil “Philthy Animal” Taylor a la batería. Destacan especialmente “Overkill”, “Bomber”, “Ace of Spades”, “Ironfist” y “Another Perfect Day”, los cinco dedos del puño de Lemmy Kilmister, líder, barón y comandante.
Escuchar a Motörhead implica mancharte las manos de grasa, aceite y queroseno, el puño de Lemmy se te estampa en la cara varias veces por minuto, pero ese dolor anfetamínico revive cuerpos. Ahí esta la rabia de Taylor pero también su "feeling".
Hay que saber verlo, hay que saber parpadear en mitad del veloz trayecto para apreciarlo, hay que saber deleitarse cuando aminora en su toque seco. Descanse en paz y que Lemmy siga caminando sobre la faz de la tierra por muchos años más.
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