Habla acerca de su autobiografía, la gira ‘Quadrophenia’ de The Who y cómo escribir un himno de rock.
Por Brian Hiatt
Revista Rolling Stone
Por Brian Hiatt
Revista Rolling Stone
Pete Townshend acaba de lanzar Who I Am, autobiografía en la que abre su corazón e instantáneamente se coloca como una de las mejores memorias del rock; sin embargo, aún tiene mucho que decir. El músico espera editar de algún modo algunas de las cientos de páginas que quitó de los primeros borradores, incluso como una “experiencia multimedia en línea”. Luego de los rigores de la promoción del libro, la idea de su próximo tour de Quadrophenia con The Who parece algo relajante. “Ansío salir de gira y tener un buen descanso”, dice Townshend.
Hay tantas cosas personales en este libro, ¿Está mal asumir que estás más allá de la pena en este punto?
Me puedo sentir terriblemente avergonzado. Pero estoy en un negocio en el que te vendes por libras. Antes de tomar la decisión de continuar con The Who, estaba en la escuela de arte porque quería ser un artista. Y genuinamente deseo haber hecho eso, por el precio que tanto yo, como los que me rodean, hemos tenido que pagar. Tiendo a usar mis defectos y vulnerabilidades para proporcionar una catarsis reflexiva a mi audiencia, y me he expuesto durante el proceso.
Tuviste que convencer a Roger Daltrey de hacer Quadrophenia ahora. ¿Por qué es tan importante que se fueran de gira de nuevo?
Tengo pocas opciones ahora. No sólo por mis problemas de oído, sino también por lo que me sucede cuando estoy sobre el escenario, y particularmente cuando tengo una guitarra eléctrica en mi mano y una gran banda detrás. La zona a donde voy no es la misma a la que va Carlos Santana. Me convierto en una especie de bailarín cruzado con Baryshnikov y con un atleta. Empiezo a hacer cosas que no debería y a veces mi guitarra suena muy fuerte –pero esos son los momentos que el público realmente parece adorar: Cuando tengo esta gran exhibición física y expresiva acompañada de una extraordinaria forma de tocar la guitarra. Ahora toco mejor que cuando era un hombre joven. Quizá mucho mejor desde que John Entwistle murió, porque me dejó ese espacio para llenar.
Entonces, ¿cuál es el problema?
Lo que sucede es que me lastimo. Tengo una rodilla dañada y mi brazo está casi dislocado porque lo he columpiado demasiado seguido. Pero siento que cuando haga Quadrophenia no tendré que hacer tantos trucos. Es más controlado y nunca haré algo mejor que eso para una banda de rock. Tengo dos roles ahí: Puedo cantar canciones y luego hacerme a un lado y decir: “¡Yo soy el compositor!”.
Ustedes son una de las legendarias bandas de rock que siguen saliendo de gira teniendo más de 70 años. ¿Cómo se hubieran sentido respecto a eso hace 30 años?
Creo que me hubiera sentido profundamente escandalizado y alterado, y pienso que en realidad sí me escandaliza y altera. Hay una pequeña parte de mí que es un chico punk que dice: “Esto es una mierda”. Quizá sea diferente a todos esos tipos porque nunca me gustó, tampoco tuve esa satisfacción de dar un gran concierto con The Who, no como la que tengo de estar en casa con una grabadora, una guitarra y un sintetizador, cocinando grandiosas piezas musicales, sabiendo que es más que una tocada, es un maldito siglo de impacto musical.
Mencionas mucho a Roger Waters en el libro, ¿The Wall es tan bueno como tus óperas rock?
Incuestionablemente sí.
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