viernes, 7 de diciembre de 2012

Rolling Stones: El peso de 50 años de rock a las espaldas

Resueltas –más o menos– algunas adicciones y superado el enésimo enfrentamiento entre Mick Jagger y Keith Richards, los Rolling Stones van a celebrar, aunque a última hora, su 50 aniversario como todo el mundo sospechaba y deseaba: Sobre los escenarios. Hablamos con Mick, Keith y Ron Wood durante sus ensayos en París sobre la pasión recuperada, los deseos para un nuevo disco, los dolores de espalda y la disponibilidad de Keith para probar nuevas drogas. 
Por David Fricke
Revista Rolling Stone



Después de medio siglo de éxitos, adicciones, caos y mala sangre suficiente para desbordar el Támesis, los Rolling Stones lo han arreglado justo a tiempo para celebrar su último aniversario sobre los escenarios. Sin embargo Mick Jagger no está dispuesto a ponerse sentimental con respecto a este logro/acontecimiento. “Quería titular la gira Fuck Off [que se jodan]”, dice Jagger. “Pero no le convenció a nadie”.

El hecho de mantener unida a una banda durante tanto tiempo, y más aún una de rock, probablemente sea algo único en la historia de la música. Al fin y al cabo, por eso vine a este mundo: para hacer historia de la música, añade Richards.

Lo que los Stones han anunciado por el momento no es exactamente una gira: Van a dar cinco conciertos este año, el 25 y el 29 de Noviembre en el O2 de Londres, el 8 de Diciembre en el Brooklyn Barclays Center (Nueva York), y el 13 y 15 del mismo mes en el Prudential Center de Newark, Nueva Jersey. Pero Richards duda de que la cosa acabe ahí: “Por mi experiencia con los Rolling Stones sé que una vez que empieza a rodar la maquinaria, no hay quien la pare. Por lo tanto, sin dar un sí definitivo… sí. ¡No estamos haciendo todo esto para cuatro conciertos!”.

Los Stones esperan contar con su exguitarrista Mick Taylor (que abandonó el grupo en 1974) y el bajista fundador Bill Wyman (se marchó en 1993) para los cuatro conciertos, aunque únicamente como invitados para algunos temas. Richards recalca que el bajista que les acompaña desde hace tiempo en las giras, Darryl Jones, no se va a ninguna parte. “Darryl no recibe el reconocimiento suficiente. Bill y él pueden hablar sobre las canciones en las que quiere intervenir y en las que no”, cuenta. Para la última actuación en Newark se esperan más invitados. Ron Wood menciona dos posibles nombres: Eric Clapton y Jeff Beck.

La banda no le da demasiada importancia a los 500 euros que están cobrando por las mejores entradas. “Como dijo Keith: ‘Suena bien’. ¡Yo lo pagaría! Ya nos hemos gastado como un millón en ensayos, y ni siquiera hemos hecho la mitad. Y el escenario va a costar millones y millones”, explica Wood.

Los Stones también cuentan con un documental sobre su carrera, Crossfire Hurricane, dirigido por Brett Morgen. En apenas dos horas, la película repasa su historia desde los primeros conciertos del grupo en el club Marquee hasta la llegada de Wood, manteniendo un tono relativamente suave. “Nunca quise hacer una película nostálgica. Tiene que ser un poco irreverente”, asegura Jagger.

Un requisito esencial para la reunión de los Stones era que Richards le pidiera disculpas a Jagger por la sarta de insultos que el guitarrista incluyó en sus memorias de 2011,Vida, un éxito de ventas. “Me pidió perdón, a la cara. Por tanto hay que olvidar todo eso, es agua pasada. Con un poco de suerte, podremos seguir trabajando”, declara Jagger en voz baja.

“Era algo que teníamos que quitarnos de en medio para sacar al grupo a la carretera. Ya sabes, le pediré perdón a Dios si quieres, no me importa una mierda. Dije: ‘Mira hacia adelante, hermano, mira hacia adelante’. Si llevaras 50 años casado con alguien, puedes tener alguna discusión, y, de vez en cuando, no nos importa tenerlas en público. No nos podemos divorciar. ¡Lo hacemos por los niños!”, relata Richards.

Doom and Gloom, el sencillo incluido en la última colección de grandes éxitos de la banda, GRRR!, suena más o menos como los Stones clásicos, aunque con toques de producción moderna. Pero eso no significa que Jagger y Richards hayan resucitado su asociación compositiva del todo. La canción tiene su origen en una maqueta que Jagger grabó por su cuenta, e incluso el riff de guitarra del arranque es obra de Jagger, no de Richards. “No me importa una mierda. Nunca habría aprendido a tocar eso si yo no le hubiera enseñado a hacerlo”, sostiene Richards.

Otro factor que propició el largo descanso que se tomaron tras el último concierto de la gira Bigger Bangen 2007 era la lucha de Ron Wood contra su adicción al alcohol. Lleva tres años sobrio y espera mantenerse así en la carretera, aunque le costó en anteriores giras. “Echando la vista atrás, siempre había un vodka secreto, como el que me tomaba antes de salir al escenario. Y de todas formas nunca me tomaba sólo uno”, recuerda Wood.

Richards también está bebiendo bastante menos. “No hago el ridículo. Me gusta tomar una copa de vino con la comida y todo eso, pero he dejado aquello de levantarme por la mañana y tomarme una copa, ¿sabes? Dejé la heroína, puedo dejar cualquier cosa. Para mí no es nada del otro mundo, lo hago para impresionar al resto. Pero si alguien inventa una droga nueva y estupenda, seré el primero en probarla, créeme”, reconoce el guitarrista.

Richards sostiene que el hecho de consumir sustancias o no hacerlo no afecta a su forma de tocar, aunque Wood no está de acuerdo: “Ahora es un placer tocar con Keith. Hacia el final de la pasada gira era un coñazo, porque bebía y era incapaz de aceptar la realidad. Ahora se ha dado cuenta de que tiene que cuidar de sí mismo”. Dado que Richards no está completamente sobrio, Wood está dispuesto a vigilarle. “No voy a sermonearle, pero voy a intervenir si detecto algún peligro”, asegura.

Los Stones parecen estar realmente emocionados tras los ensayos en París, donde sonaron temas que raras veces han tocado, como I Wanna Be Your Man de Lennon & McCartney y la balada Lady Jane de Aftermath (1966). “Al principio, piensas: ‘Oh Dios, soy un viejo que chochea’. Pero, ¡no es verdad! Lo que recibes de la energía acumulada en estos cinco años es increíble”, manifiesta Richards.

Para Jagger, actuar con los Stones significa mantenerse a la altura de su reputación de maravilla física por la que no pasan los años, la cual, insiste, se ha exagerado en exceso.“Todos somos humanos y no puedes esperar que dure para siempre. Sin embargo, intentas mantenerte en forma. Obviamente no puedes hacer lo mismo que hacías con 19 años, así que tienes que hacer otras cosas. En la vida no existen los milagros”, defiende Jagger. Pero sabe que sus fans esperan que él sea una excepción. “Es una carga, la verdad, ¿no crees? Espero estar bien, por lo menos”, confiesa.

En todo caso, la carga física es incluso más pesada para Charlie Watts, de 71 años, que tiene a una masajista a mano para tratar su espalda después de cada ensayo. “Cuesta mucho tocar la batería, que parezca que no está haciendo nada y que suene como petardos que explotan. Todo va a su espalda, ¿sabes? Sufre muchísimo”, explica Wood.

Los Stones se preparan para ser preguntados de nuevo si ésta podría ser la última vez. Y aunque lo fuera, no te lo dirían. “En mi opinión, esa es una carta que no se debería jugar”, manifiesta Jagger, quien asegura que, con el tiempo, le gustaría grabar otro álbum con los Stones. “Ya sé que mucha gente utiliza esa carta, pero casi siempre les sale el tiro por la culata”, añade.

A los Stones no se les escapa que no van a estar solos en la carretera este invierno, coincidirán con muchos de sus contemporáneos: Bob Dylan, The Who y Paul McCartney, por nombrar algunos, que también actuarán frente a grandes aforos. “¿Qué se puede decir? Es una generación tremenda”, afirma Richards.

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