jueves, 27 de septiembre de 2012

Los diez mejores discos de Bob Dylan

Los lectores de la edición estadounidense de Rolling Stone recapitulan en una decena de álbumes la carrera del cantante, que vive su tercera (o cuarta juventud).

 Los diez mejores discos de Bob Dylan

Tempest, el disco número 35 de Bob Dylan, publicado el pasado 11 de Septiembre sigue la línea creativa que el cantante recuperó en 1997 con su disco Time out of Mind. Una especie de segunda juventud. O Tercera o cuarta. En Rolling Stone pensaron que era buen momento para sondear a los lectores sobre sus discos favoritos de Dylan. Este es el resultado de los votos de los seguidores de la edición estadounidense de Rolling Stone.


John Wesley Harding
10. John Wesley Harding.
Hacía poco más de un año del accidente de motocicleta de Bob Dylan cuando el cantante y compositor se fue a Nashville para grabar su tan esperada continuación de Blonde On Blonde. Estamos en 1967, el año del St Peppers, de los Beatles, el verano del amor y el Festival Pop de Monterey. La música psicodélica estaba por todas partes y muchos esperaban que Dylan siguiera esa senda. Como de costumbre, desafió las expectativas. John Wesley Harding es un discreto álbum de folk-rock grabado con un equipo pequeño de profesionales de Nashville durante tres sesiones relativamente rápidas en un mes. Dylan no hizo prácticamente nada para promocionar el disco pero al año siguiente, Jimi Hendrix lanzó una versión de All Along the Watchtower, que se convirtió en un éxito en todo el mundo.



9. Oh Mercy.
En 1989, muchos fans de Bob Dylan estaban convencidos de que había perdido las musas. Sus dos últimos discos, Knocked Out Loaded y Down In The Groove, fueron sin duda las dos peores obras. Afortunadamente, se dio cuenta de que tenía que replantear por completo su carrera. En 1988, comenzó su Never Ending Tour (que aún continúa), y por consejo de Bono, de U2, se asoció con el productor Daniel Lanois para un nuevo álbum. Pasaron meses trabajando en el disco en Nueva Orleans, creando cuidadosamente cada canción hasta que se llegó a la perfección. Por primera vez en años, Dylan se preocupa realmente por la calidad de su obra. En su autobiografía, Crónicas Volumen 1, dedica un capítulo muy largo para la realización del disco  aunque muchos expertos han cuestionado la validez de algunas de las anécdotas.



8. Time Out Of Mind.
El músico se tomó un largo descanso para grabar nuevo material después de la publicación en 1990 del más bien mediocre Under The Red Sky. A finales de 1996, encontró la inspiración de repente y comenzó escribiendo una serie oscura de canciones sobre el amor, la pérdida y la muerte. Sólo tenía 56 años en ese momento, aunque muchas de las canciones parecen las palabras de un hombre que mira inminente a su muerte. Pese a que Dylan ha expresado reiteradamente su insatisfacción con el producto final, los aficionados y los críticos lo consideraron como un retorno impresionante.



7. The Freewheelin' Bob Dylan.
El resultado de este disco fue una colección absolutamente asombrosa de canciones: Blowin 'In The Wind, Masters of War, A Hard Rain's A-Gonna Fall y Girl From The North Country. El disco se publicó en Mayo de 1963 y no fue un éxito inmediato, pero en esa época, Joan Baez (entonces en el apogeo de su fama) empezó a sacar a Dylan al escenario durante sus conciertos en solitario. The Freewheelin creó la imagen indeleble de Dylan como trovador solitario sobre la injusticia y la guerra. Ésta resultó después ser una imagen difícil de sacudir.



6. Nashville Skyline.
En 1969, el rock & roll estaba empezando a hacerse más duro. Nuevos grupos como Led Zeppelin, Deep Purple, Black Sabbath y Blind Faith experimentaban con un sonido agresivo y crudo que deleitó a una nueva generación de fans. Bob Dylan, como de costumbre, estaba en un viaje muy diferente. Volvió a ir a Nashville para grabar un disco simple. Si eso no fuera suficiente de un cambio, fue de pronto cuando empezó a cantar con una voz completamente diferente e irreconocible. Grabó varias canciones con Johnny Cash durante estas sesiones, pero sólo el dueto Girl From The North Country se incluyó en el álbum. Lay Lady Lay se convirtió en un gran éxito, y Dylan incluso hizo una aparición en la televisión para promocionar el álbum en el programa de Johnny Cash.



5. Desire.
En 1974 con el álbum Blood On The Tracks, Bob recordó al mundo que era un compositor sin par. En su siguiente trabajo, decidió experimentar. Y aunque las canciones de Blood On The Tracks fueron altamente personales, estas nuevos temas se basaban en personajes tanto reales como imaginarios. Joey, es un homenaje de once minutos sobre el mafioso de New York Joey Gallo, mientras que en Hurricane sostiene apasionadamente que el boxeador Rubin ‘Hurricane’ Carter fue injustamente condenado por asesinato. El álbum termina con Sara, un homenaje muy conmovedor para la sufrida esposa de Dylan. Se dice que mientras lo veía grabar la canción ella accedió a una reconciliación, pero pidió el divorcio meses después. El álbum también se destaca por el trabajo del violinista Scarlet Rivera. Es difícil imaginar lo que el disco sonaría sin violín.



4. Bringing It All Back Home.
El Dylan de Bringing It All Back Home es un hombre de grandes transformaciones. En una cara del Lp oímos sólo a Bob Dylan con su guitarra acústica, mientras que en el otro aparece con una potente banda eléctrica. El disco comienza con Subterranean Homesick Blues y la canción se convirtió en su primer éxito en el Top 40.



3. Highway 61 Revisited.
En el verano de 1965, Bob Dylan no tenía ningún interés en escribir canciones comerciales. Y el éxito de Subterranean Homesick Blues, a principios de ese año, le demostró que los fans estaban dispuestos a seguirle por caminos nuevos. El 15 de junio entró en un estudio de grabación de Nueva York con el guitarrista Mike Bloomfield y grabó Like a Rolling Stone. Al mes siguiente, se presentó en el Festival Folk de Newport. Diez billones de palabras se han escrito sobre lo que pasó ese día ante una multitud que lo abucheó. Sin inmutarse, volvió a entrar en el estudio sólo cuatro días más tarde para terminar de grabar Highway 61 Revisited. Esta vez, las canciones eran blues y las letras, surrealistas.



2. Blonde On Blonde.
En una entrevista en 1978 con la revista Playboy, a Bob Dylan se le preguntó si escuchaba las canciones en su cabeza antes de que las grabase. “La única vez que me ha pasado ha sido con las canciones de Blonde On Blonde”, dijo. “Ese es mi sonido particular”.
En 1966, Dylan tenía éxito en casi todo. Estaba haciendo los conciertos más impresionantes de su carrera, y las canciones llegaban a él más rápido de lo que las podía grabar. Esto culminó en Blonde On Blonde, un doble disco que grabó en gran parte en Nashville con Robbie Robertson y Al Kooper. Las canciones eran epopeyas surrealistas como Stuck Inside Of Mobile With The Memphis Blues Again, a canciones de amor sublimes como Sad-eyed Lady Of The Lowlands. Esta última es un homenaje de 11 minutos a su esposa de entonces Sara Lownds. El álbum llegó a las tiendas apenas unas semanas antes de su accidente de motocicleta.



1. Blood On The Tracks.
Dylan había tenido éxitos con algunas canciones en la década de 1970 como Forever Young y Knockin' On Heaven's Door, pero sus álbumes eran bastante flojos. Pero llegó Blood On The Tracks, donde cuenta de forma desgarradora la disolución de su matrimonio. Dylan, por supuesto, niega que las canciones sean personales, pero es imposible no escuchar el dolor en temas como You're a Big Girl Now, If You See Her, Say Hello y Simple Twist Of Fate. El común denominador de todas las canciones es el dolor que aparece cuando el amor muere.

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