jueves, 27 de septiembre de 2012

Mumford & Sons: Entrevista con Ted Dwane

Ted Dwane, bajista de Mumford & Sons, habla sobre 'Babel' y la gira de verano. La banda londinense está pensando en instalarse en Estados Unidos.
Por Patrick Doyle
Revista Rolling Stone

Mumford & Sons pasan reválida

El pasado 25 de Septiembre salía a la venta el segundo álbum de Mumford & Sons, Babel, sucesor de Sigh No More (2009), que triunfó en los premios Grammy. Espera temas más grandes y oscuros. “Estamos deseando agrandar ese espectro de la percepción que se tiene de nosotros como músicos”, cuenta el bajista Ted Dwane. “Tenemos un espíritu que simplemente es indestructible. Ninguno de nosotros es derrotista”.

Han hecho cosas interesantes en este disco. En Lover of the Light distorsionaron el bajo. ¿Qué más han hecho que fuera diferente en cuanto al sonido?
Lo más excitante y diferente es haber grabado algunos temas en directo. Nosotros nos consideramos una banda de directo, y era muy importante empezar a explorar esa forma de grabar. En el primer álbum, no le sacamos todo el partido a los instrumentos. Y al meternos en el estudio entre tandas de conciertos, parece que la carretera se ha pegado al disco. Pero la verdad es que los ingredientes son los mismos – los cuatro instrumentos centrales y la ausencia de un batería – que es lo que produce ese tipo de sonido extraño, sencillo y único. No estábamos buscando hacer extraños experimentos.

¿Qué fue lo que los llevó a la historia de Babel?
Pienso que es una gran historia, todo el mundo puede tomarla como analogía para un montón de situaciones diferentes. La verdad es que no nos gusta ser demasiado descriptivos en cuanto a las canciones y su significado. Simplemente sentimos que esa era la canción que iba a sugerir: “Éste es el segundo capítulo, en el que hemos puesto lo mejor de nosotros mismos”.

¿Se sienten identificados con la historia de la torre de Babel?
Creo que cualquiera puede hacerlo, sí, es algo muy humano. Como humanos, somos una especie descontenta. Siempre intentamos ir más allá, llegamos a la Luna y vuelve el descontento. Ahora queremos viajar a Marte. Hay muchas historias en esa historia y hay analogías para nuestro extraño comportamiento que considero interesantes.

Llegados a este punto, se deben conocer muy bien. ¿Cómo es pasar tanto tiempo con los otros?
Cuando pasas tanto tiempo con otras personas, es algo muy extraño, como un nuevo grado de amistad. Les quiero, y les conozco infinitamente mejor que a cualquier persona del planeta. En los últimos tres años apenas hemos estado con otra gente. Cuando Marcus [Mumford, cantante] se rompió la mano, era alucinante, porque en el autobús había un sentimiento general de: “Joder, esto es algo realmente malo”. Pero tenemos un espíritu indestructible. Decidimos lo que vamos a hacer y sacamos lo mejor de una mala situación. Creo que por eso hemos seguido llevándonos bien. Ninguno de nosotros es derrotista. Cuando aparecen los desafíos, todo el mundo se pone a ello.

¿Sigues viviendo en Londres?
Sí, todos, por el momento. Creo que todos andamos pensando en cambiar, aunque todavía no estamos seguros de cuál va a ser el destino.

¿Todos juntos?
Por supuesto. Creo que nunca podríamos no vivir en el mismo lugar. Es un poco peligroso cuando los grupos empiezan a vivir en ciudades diferentes. No me lo imagino.

¿Podrían establecerse en Estados Unidos, donde tan bien los han recibido?
Podríamos, sí.

Este verano han programado Gentlemen of the Road Stopovers, una serie de festivales en diversas ciudades de Gran Bretaña, Irlanda y EE UU. ¿Por qué querían hacerlos?
El principal desafío al que nos enfrentamos como banda, especialmente en este último año, ha sido ver cómo podíamos tocar delante de públicos más numerosos sin dejar de hacer el tipo de espectáculo que solemos hacer. Muchas veces entras en un pabellón y no resultan muy inspiradores. Y nos encanta tocar en locales pequeños, pero los grandes recintos también pueden ser divertidos, y lo peor de tocar en los pequeños es que hay mucha gente que no puede ir a verte y no queremos que se cabreen... pero estoy divagando.

¿Entonces la motivación no era tanto personal como satisfacer a los fans?
Queríamos tomar las cosas que nos gustan de los festivales pequeños en los que hemos estado, de 10,000 a 15,000 personas. Dos escenarios y conocer personalmente a cada grupo. Queríamos que la gente del lugar viniera a vender comida y productos locales. Creo que en los festivales se trata de llenar cada metro cuadrado, vender entradas. Y eso acaba siendo una experiencia incómoda. Teníamos la oportunidad de crear algo positivo y una gran experiencia musical para los grupos y los fans. ¿Por qué no?

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