Los ex integrantes Bill Wyman y Mick Taylor y otros invitados ilustres como Jeff Beck y Mary J. Blige acompañaron a la banda en el escenario, en la primera cita de su tour de aniversario.
Ronnie Wood, Mick Jagger y Keith Richards en el 02 Arena de Londres, el domingo 25 de Noviembre.
FOTO: Dave J Hogan/Getty
Los Rolling Stones comenzaron su gira de 50 aniversario con toda la pompa posible el domingo por la noche. Una serie de ilustres invitados se sumaron a la banda, con un setlist repleto de éxitos, en la O2 Arena de Londres. Los ex compañeros en la formación Bill Wyman y Mick Taylor regresason a las filas, mientras que Mary J. Blige y Jeff Beck también estuvieron presentes para echar una mano con las celebraciones.
Wyman –que dejó a los Stones en 1992– fue recibido con un caluroso aplauso y un apretón de manos de Keith Richards, cuando se unió para tocar el bajo en It's Only Rock and Roll y Honky Tonk Women. Pero los mayores aplausos fueron para Taylor (quien lleva sin ser un Stone desde 1974), que tocó los bluseros solos de guitarra de una versión extendida de Midnight Rambler, dando la sensación de que disfrutaba de cada segundo de la reunión.
Blige le puso un punto gospel a Gimme Shelter, intercambiando acrobáticas voces con Mick Jagger, y Beck le dio un llamativo giro a la guitarra de I'm Going Down (1969). Pero, a pesar de la presencia de invitados especiales, el foco de atención durante todo la noche fue para el núcleo duro de los Stones y su extraordinaria carrera, con un setlist que abarcó desde I Wanna Be Your Man (1963), segundo sencillo de la banda, hasta su ultimísimo Doom and Gloom (2012).
De hecho, la cita terminó casi como cualquier otra fiesta de celebración de un 50 cumpleaños: Viejos amigos, algunas risas, algunas lágrimas, un montón de recuerdos y muchos bailes embarazosos. Incluso finalizó a tiempo para que todos pudieran coger el último tren a casa.
Dicho esto, la noche comenzó media hora más tarde de los previsto (20:30 hrs.), con un video en el que estrellas como Iggy Pop, Elton John, Johnny Depp y Nick Cave revelaron cómo les impactó la primera vez que escucharon a los Stones. A continuación, una serie de bateristas con máscaras de gorilas –un guiño a la portada de su nueva compilación de éxitos, GRRR!– desfilaron alrededor del recinto justo antes de que I Wanna Be Your Man diera el pistoletazo de salida.
Aparte de los percusionistas simios y del escenario con forma de gigantescos labios, fue un espectáculo con muy poca parafernalia stoniana, tanto en lo relativo a la producción teatral como a lo musical. Los Stones mostraron su versión más cruda, o al menos todo lo rudos que pueden ser después de 50 años juntos y tocando delante de 20,000 fans. Así, éxitos como Get Off of My Cloud, It's All Over Now y Paint it Black fueron ejecutados con la mínima ceremoniosidad y el máximo volumen.
Jagger, sin embargo, salió metido en el papel de un showman de los de antes. Además de sus incursiones periódicas por una pasarela que cercaba a un selecto grupo de fans, para agitar a la multitud, en un momento de la noche incluso bromeó sobre la controversia sobre el precio de las entradas (las más baratas costaban 110 euros, y algunas fueron revendidas por miles de euros en internet).
"¿Los de los asientos baratos están bien?", Jagger preguntó. "Aunque no fueron tan baratas, ¿verdad? Es un problema ..."
"¡Menudo año de celebraciones británicas", bromeó Jagger después. "Está el Jubileo de diamente de la Reina Isabel II... No estuvimos. Las Olimpiadas... Tampoco estuvimos. El 50 aniversario de James Bond... ¡Y tampoco hicimos la canción en esta ocasión! Pero estoy muy contento de estar aquí y de que estén aquí".
Richards –aunque estaba aparentemente contento de dejar que Ronnie Wood hiciera la mayoría del trabajo duro de guitarra– estaba en el mismo humor jocoso que el vocalista. "Es bueno verlos a todos", dijo Richards sonriendo, entre canción y canción, y añadió: "Es bueno ver a cualquiera".
Los otros miembros también tuvieron su momento de gloria. Wood exprimió el aplauso final de tal manera que hasta Jagger se acercó para advertirle que la gente "tenía que coger el último metro". En cambio, el baterista Charlie Watts se acercó a la parte delantera del escenario a regañadientes, para recibir su ovación.
La actuación finalizó con un sprint final de clásicos, como Start Me Up, Tumbling Dice y Brown Sugar,antes de que Jagger se calzara un manto de plumas para interpretar un épica Sympathy For The Devil, para cerrar el bloque principal.
Después de un breve descanso, regresaron, no con uno, sino dos coros para una impresionante You Can't Always Get What You Want, antes de Jumpin' Jack Flash, último tema de la noche, con unos enérgicos riffs de Richards, en el centro del escenario, y acabando con el O2 Arena fundiéndose en un karaoke masivo.
Cierto, incluso después de 50 años, los Stones no alcanzaron Satisfaction –el éxito de 1965 fue la ausencia más notable del setlist, a pesar de que aparece en la lista de temas que la banda entregó a los medios de comunicación. Pero teniendo en cuenta cómo Jagger dejó el escenario, aún corriendo y agitando sus maracas después de dos horas y media y 23 canciones, estaba claro que incluso con los precios de las entradas, los conciertos del 50 aniversario de los Stones merecen la pena el dinero.
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