martes, 21 de mayo de 2013

A 21 años del paso de la gira ZOO TV de U2

La banda irlandesa inició su mastodóntico espectáculo ZOO TV el 29 de febrero de 1992 en Lakeland Florida y terminó en Tokyo Japón el 10 de diciembre de 1993.



Después de conquistar el mundo exprimiendo al máximo la épica y el mesianismo en The Joshua Tree (1987) y de casi estrellarse poco después con Rattle and Hum (1988), U2 afrontaron la década de los noventa con un rupturista cambio de estilo, tanto en la imagen como en la música, con el que evitaban ser fagocitados por su propio éxito, al tiempo que reclamaban su vigencia como músicos voraces y vanguardistas.

La publicación de Achtung Baby en 1991 desconcertó a la mayoría, aunque con el paso del tiempo se ha convertido en un trabajo clásico y fundamental para la formación irlandesa, junto al mencionado The Joshua Tree. Pero casi más desconcertante fue incluso eso de cambiar sombreros, chalecos y sermones por cuero, gafas de sol y pantallas gigantes de la más avanzada tecnología. Porque después de todo, la revolución sí que iba a ser televisada.

La gira ZOO TV arrancó en febrero de 1992 en Lakeland (Florida) y se paseó por pabellones de América y Europa. Una vez testado y desarrollado el montaje, el siguiente inevitable paso era llevar el faraónico y multimedia zoo catódico de los irlandeses a los grandes estadios, de nuevo con una tanda de recitales por Estados Unidos.

La cuarta manga de la gira recibió en el viejo continente el nombre genérico de Zooropa, y arrancó con cuatro noches en Rotterdam desde el 7 de mayo de 1993. Para entonces, la propuesta de U2 ya era una máquina de cosechar parabienes debido a un espectáculo futurista y emocionante, desbordante, casi epiléptico y estroboscópico, apoyado en un repertorio sin fisuras basado en Achtung Baby y The Joshua Tree y una banda en mejor forma que nunca. Aquel presente era su mejor momento y pareciera que duraría para siempre.

En las imágenes posteriores podemos ver como era el escenario montado horas antes del inicio de la actuación.


El grueso del repertorio lo conformaron canciones como:  Zoo Station y The Fly, junto a otras como Even Better Than The Real Thing, Misterious Ways, One, Until the End of the World, New Years’s Day (después de la cual Larry cantaba alguna copla tradicional irlandesa plantado en el centro del escenario) Angel of Harlem y When Love Comes to Town. Estas dos últimas desde el escenario central, donde también tenía lugar otro audaz momento gracias al dueto de Bono con un Lou Reed enlatado y entonando a lo grande desde todas las pantallas su clásico Satellite of Love.

El tramo central del concierto se apoyaba sobre Bad, Bullet The Blue Sky y Running to Stand Still, antes de que Where The Streets Have No Name y Pride partieran los estadios en miles de añicos. Mientras Bono, The Edge, Adam y Larry se preparaban para los bises, de nuevo las pantallas gigantes se convertían en protagonistas, pues era el momento del llamado confesionario, en el que los asistentes el concierto grababan durante las horas previas de espera cualquier mensaje que tuvieran necesidad de compartir, algunos simpáticos y divertidos, otros reivindicativos, otros sonrojantes.

Para los bises Bono se caracterizaba como MacPhisto, su alter ego diabólico enfundado en un traje de lamé dorado, maquillaje blanco, botas de plataforma y cuernos rojos. Un ser de alguna manera repugnante y fanfarrón pero que se metía a la gente en el bolsillo gracias a Desire y Ultraviolet (Light My Way), canción ésta última que interpretaba después de hacer una llamada telefónica diferente cada noche a los lugares más disparatados. En el caso de Madrid el vocalista llamó al Hotel Ritz pidiendo una habitación para esa misma noche, alardeando de tener mucho dinero y ser muy famoso. La cosa no acabo bien con la persona al otro lado de la vía telefónica, como tampoco hubo final feliz cuando durante la gira estadounidense previa llamó en varias ocasiones a la Casa Blanca para pedir una cita con George Bush padre, quien incluso llegó a admitir que estaba al tanto de las llamadas pero desconocía los motivos del interés de Bono por hablar con él.

Otro momento álgido era el de With or Without You, como siempre coreadísima por el respetable, antes de un intenso y emotivo final con Love is Blindness y la versión desnuda del clásico de Elvis Can’t Help Falling in Love mientras prácticamente se encendían las luces del estadio, con los asistentes literalmente tratando de recuperar su lugar en la tierra, lobotomizados y sobrecargados sensorialmente por una de las más espectaculares giras de rock de estadio de todos los tiempos.

La gira ZOO TV aún tuvo una manga más por el otro lado del planeta llamada Zoomerang a finales de 1993, con un punto final el 10 de diciembre en Tokio. Fueron en total 157 recitales presenciados por 5.4 millones de personas dentro de una gira que aceptaba el reto de Pink Floyd, Rolling Stones y, por qué no decirlo, Michael Jackson, pero llevándolo a otro inédito nivel, y que ha terminado influyendo en todos los montajes para estadios posteriores, sobre todo en bandas autodeclaradas como fans de U2 (que se lo pregunten por enésima vez a Muse o Coldplay).

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