Trepar por los escenarios hasta alturas imposibles ignorando cualquier mínima medida de seguridad, tocar la batería del revés o caminar sobre el público. Cualquier cosa puede suceder cuando un músico es poseído por la energía de sus canciones.
Por David Gallardo
Revista Rolling Stone
Por algún motivo han hecho historia en el mundo de la música de nuestro tiempo, pero sin duda albergan en su interior impulsos acrobáticos y suicidas que a duras penas son capaces de controlar. Porque una cosa es no tener miedo alguno y desafiar a la vida con descaro sobre el escenario, y otra bien diferente es jugársela una y otra vez sin motivo aparente. O bueno, sí, pues después de todo son exigencias del guión y el espectáculo debe continuar. Son mùsicos poseídos por la energía de sus canciones y con la imperiosa necesidad de captar la atención del público. Veamos:
BONO
Con el tiempo se ha suavizado notablemente, pero durante los primeros años de vida de U2, Bono ponía de los nervios a sus compañeros por su dichosa insistencia en trepar todas las estructuras de los escenarios en los que tocaban. Más y más alto, cuanto más alto mejor, sin arnés, sin protección, con la intención última de captar la atención de todos los asistentes. El energético vocalista aprendió a conformarse con moverse en tierra firme antes de cumplir los 25, es decir, para cuando la banda ya era un fenómeno mundial gracias a The Unforgettable Fire (1984). Especialmente recordada fue su escalada en el US Festival de septiembre de 1983 en California. And I Must Be, an acrobat at a place called vertigo...
EDDIE VEDDER
El joven surfero Edward Louis Severson III también era un alma imposible de encorsetar en los primeros años de Pearl Jam. Así, durante la gira de presentación de su exitoso debut discográfico Ten, en el año 1992, se dedicaba también a escalar cualquier estructura metálica bajo la que sus compañeros estuvieran tocando, con el agravante de que por lo general se quedaba colgado en la parte central moviéndose compulsivamente, antes de terminar saltando ante la ovación generalizada. Como sucediera con Bono, los años le han convertido en un hombre más pausado y menos juguetón.
BRUCE SPRINGSTEEN
Al igual que Bono y Eddie, Bruce siempre ha sido muy impetuoso, pero en este caso llama especialmente la atención que a sus más de sesenta años decidiera encaramarse a lo más alto del Apollo Theater del Harlem neoyorkino. Fue en marzo de 2012, durante un concierto de 'calentamiento' para la gira mundial de Wrecking Ball con la que actualmente está de nuevo en Europa. En el siguiente vídeo la cosa se pone tensa a partir del minuto 7, llegando al momento extremo poco después, con la estrella del rock desafiando a las leyes más elementales de la gravedad. No había necesidad alguna, pero el gentío parece encantado.
HOWLIN' PELLE ALMQVIST
El chiflado vocalista de The Hives es ardoroso, alocado, atropellado, casi violento sobre el escenario, un torbellino que arrasa todo a su paso y para el que el escenario se queda siempre pequeño. Por eso habitualmente siente esa necesidad de expandirse más allá de los límites razonables de seguridad, ante el estupor de los miembros de su equipo. Esta actitud le llevó al hospital en agosto de 2011, cuando durante un festival en Suiza cayó a plomo desde una altura de tres metros al tratar de ejecutar un salto imposible. No hemos encontrado vídeo de ese momento, así que nos conformamos con esta foto del cantante saludando desde la camilla, acompañada por esta otra grabación en la que se le puede ver escalando en escena un par de meses antes del fatal suceso.
JUSTIN HAWKINS
Que el líder de los británicos The Darkness está mal de la cabeza no es algo que vayamos a descubrir ahora nosotros. Por eso sencillamente nos vamos a limitar a mostrar este vídeo en el que se le ve escalar a un punto alto del club Trocadero! de Philadelphia para, acto seguido y con total desprecio por su integridad física, arrojarse a los brazos de los asistentes. Sobrecogedor.
JOEL O’KEEFFE
Otro chalado irreflexivo es Joel, cantante y guitarrista de Airbourne, quien tiene la curiosa costumbre de trepar por los escenarios del mundo, con la particularidad de hacerlo guitarra al hombro, para así no parar ni un instante de lanzar abrasivos riffs contra sus fieles, alucinando con la locura del instante. Y es que por momentos da la impresión de que va a arrojarse sin más. Pero no, menos mal.
GENE SIMMONS
Cómo se nota donde hay dinero. Más que nada porque aquí el miembro de Kiss sube hasta la parte superior del escenario para cantar y tocar, pero en lugar de jugarse el tipo escalando como el resto de los mortales, se vale de unas cuerdas que le elevan súbitamente dando la impresión de que tiene, entre otros muchos super poderes, la capacidad de volar cuando le plazca.
CHRIS MARTIN
El desgarbado cantante de Coldplay habitualmente baila, corretea y salta por el escenario, yendo de un lado a otro como poseído por una asombrosa descoordinación rítmica. También en ocasiones siente la imperiosa necesidad de otear el horizonte en plan vigía para deleite de sus enfervorizados fieles. No es muy impresionante en realidad, pero sí efectivo, como se puede comprobar en la respuesta del público.
SKIN
La pantera que Skunk Anansie tienen por cantante irradia violencia y ternura a partes iguales sobre las tablas hasta conseguir entrar en una suerte de trance que la lleva incluso a poder caminar acrobáticamente sobre su público. Literalmente, como pudieron comprobar los asistentes a su último concierto en La Riviera madrileña el pasado mes de noviembre.
TOMMY LEE
El baterista de Mötley Crüe siempre tuvo un fino sentido del espectáculo. Tanto es así que en una de las recientes giras del grupo llevó un paso más allá el concepto de solo de batería, al colocar sus tambores sobre unos raíles y tocar mientras se movía por una montaña rusa con un looping de 360 grados. Una locura semejante es mejor no explicarla con palabras y disfrutarla en imágenes, como si del Chris Angel del rock se tratara. Pura magia redoble tras redoble.
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