martes, 24 de febrero de 2015

Led Zeppelin: las reediciones nos recuerdan su poderío


Álbum: IV
Discográfica: Warner
País: Reino Unido
Lanzamiento: 28-Oct-2014
Fuente: Rolling Stone

Es fácil olvidar lo rápido que evolucionaron Led Zeppelin desde la marcada yuxtaposición de golpes blues con delicadeza folk de su debut hasta fundir ambos sonidos a la perfección. Tras editar tres elepés magistralmente multidimensionales en 1969 y 1970, el grupo comenzó su edad media bastante pronto (1971) con su cuarto LP. 

Este disco sigue siendo la obra maestra de Led Zeppelin porque encierra todo lo que el grupo hacía bien: florituras acústicas, blues duro, penetrante poesía, sórdidos reclamos sexuales. Desde el aullido lascivo de Robert Plant en Black dog a la folkie Sandy Denny intercambiando estrofas con él entre una tintineante mandolina en The battle of Evermore, y desde el agitado boogie-woogie de Rock and roll al fango guitarrero de Four sticks –todo lo cual cuajó en Stairway to heaven– el grupo nunca encontró mejor equilibrio entre sus dispares intereses.

La reciente reedición del álbum subraya su profundidad de sonido, gracias a una luminosa remasterización del guitarrista y productor Jimmy Page, y, en la edición deluxe, mezclas alternativas para cada tema. Destacan la tristeza de una Stairway to heaven de sonido más oscuro, y The battle of Evermore en hipnótica versión instrumental consigue sonar más meditabunda y fornida, mientras que When the levee breaks, con mayor protagonismo de la batería, potencia su poder blues. Esta vez, desde luego, todo lo que brilla es oro.

El siguiente disco, Houses of the holy (1973), presenta a Led Zeppelin en la cima de su confianza y con voluntad de experimentar. Aunque ejercicios de riffs como The ocean y The song remains the same muestran al grupo trabajando músculos familiares, los temas que hicieron de su quinto disco un triunfo fueron los que arriesgaban: las mareantes guitarras slide de Dancing days, el reggae blanco de D’yer mak’er; el resbaladizo funk de The crunge y el misticismo jazzy de No quarter. 

Décadas de saturación radiofónica han convertido a algunas de estas canciones en canónicas, pero si se ponen en contexto entre el cuarto disco de Led Zeppelin y la zambullida del doble Physical graffiti, revelan a un grupo ansioso por cambiar.

Igual que con IV, Page ha restaurado impecablemente el brillo de Houses of the holy y ha revelado fascinantes tomas alternativas que dejan ver en qué espacio mental estaba el grupo entonces. Una mezcla instrumental de The song remains the same resulta en un espectáculo de guitarras, mientras que la versión de No quarter recalca la cualidad espiritual del tema. Una mezcla alternativa de The ocean,por su lado, suena más libre que el original, gracias a que se escuchan más los “shoo-bop doo-wop” de Plant al final.

A Led Zepelin le llevaría dos años acabar los densos collages de Physical graffiti –otra reedición espectacular que llega hoy 24 de febrero a las tiendas–, que darían paso a la última fase de la carrera del grupo, y es fantástico acompañarles en ese viaje.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario